Capítulo 11

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CONTINUACIÓN.

Jack y yo nos conocimos siendo jóvenes en los estudios Nickelodeon para un especial de navidad, íbamos a protagonizar una película. Recuerdo que él siempre me estaba observando, a cualquier lugar que iba, menos al baño, obvio.

» Jack es de Orlando, su mamá es de Miami y su padre es de Alaska. No era muy cercano a él, ni vivían juntos. El matrimonio de sus padres es algo extraña. Por lo que me contó Jack, su padre es descendencia aborigen, que, por eso, vivió un tiempo en Alaska, pero al final sus padres llegaron a un acuerdo, Jack y su madre regresarían a Miami, pero irían a pasar las vacaciones con él.

» No entiendo esos matrimonios, se aman, pero viven por separado. Conozco un matrimonio parecido en mi país, estaban casados, pero uno vivía en la casa de al lado.

» En fin, Jack me dijo que no se llevaba bien con su padre, mucho menos con su familia paterna, dice que le hacen mucho bullying porque le gusta la actuación y el canto, que eso no es de hombres. No me lo van a creer, pero también lo discriminan por ser blanco, que irónico. Pero, el punto es que Jack heredó una marca de nacimiento en su espalda, dice que todos en su familia tienen la misma marca en el mismo lugar, por lo tanto, debería vivir con ellos en Alaska, pero como el no quiso, empezaron con la indiferencia familiar.

» Recuerdo que hasta me llevó a conocer Miami y a su madre. Incluso escribió una canción, la grabó en un CD y me la regaló. Recuerdo que nuestro primer beso fue en un juego de verdad o reto. Habiendo tantas chicas jugando, me escogió a mí para cumplir su reto de besar en los labios a la persona que a él le parecía atractiva.

» Después de finalizar con las grabaciones de la película navideña no nos volvimos a ver. Ya tiempo después volví con Leonardo.

—¿Fueron novios?

—Fuimos ligues, nunca llegamos a algo serio, hasta ahora.

—¿Dónde se volvieron a reencontrar?

—En la universidad, en un taller de robótica. Se sintió bien el volver a vernos, regresaron esas sensaciones y los sentimientos que una vez sentí en el pasado por él.

—¿Ahora si están en algo serio?

—Sí, estamos saliendo. —Suspiro—. Pobre, debe de estar muy preocupado por mi paradero.

—¿Él sabe que es el amante y conoce a Leonardo?

Niego.

—No, no lo sabe. Y no sé qué haré cuando toda la verdad se sepa.

Miro al psicólogo y a la psiquiatra.

—Espero estar muerta cuando eso pase.

Suelto una carcajada, pero ellos se miran mutuamente y escriben en sus libretas. Dejo de reír de tan solo pensar que solo por un chiste se pusieron tan serios.

—¿Y qué tal la relación?

—Pues iba bien... pero no siento nada, ya Jack no me llena. Al menos siento que no es el tipo de novio que yo pensé. O sea, sí, me invita mucho a salir, pero al igual que Leonardo, está muy ocupado en lo que es la universidad y su trabajo como actor.

—¿Algo más que quieras agregar sobre Jack?

—Siempre quiere besar mis labios, abrazarme a cada rato y o sea, yo amo los afectos físicos, los adoro, pero hay límites. Además, que siento que es igual de suave como Leonardo, son... aburridos. Yo quiero aventuras, quiero acción, quiero drama en mi vida y sentir muchas emociones en un solo día.

Se miran mutuamente y vuelven a escribir en sus cuadernos.

¡Ay por favor!

Aunque... de vez en cuando, a Jack le daban ataques de ira, no como sociópata, pero cuando lo hacía, se ponía muy caliente y necesitaba irse. Nunca me quiso decir que le sucedía, pero a veces daba miedo.

Estefany Hoffman © [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora