Capítulo 15

120 17 3
                                    

NARRA CHARLIE

Estoy de pie en la terraza de mi propiedad privada, oculta del gobierno y de las autoridades, viendo como mis hombres obligando a las mujeres y niños caminar por la autopista clandestina para subir a la avioneta que los llevará directo a los países que fueron comprados.

Golpeo con mi puño la baranda con frustración. No puedo disfrutar en paz de esta excitante vista ni del dinero que me deja esto sabiendo que Estefany ya cumplió cuatro meses desaparecida y no tenemos pistas de nada.

Fui a distintos países en donde están todas las bases de tratas de blancas, tanto de socios como de enemigos y en ninguno estaba ella. Intento tomarte por muerta, pero ninguna de las chicas que he elegido por parecerse a ti me complace. Ya eliminé como a ocho y ninguna llena el deseo que siento por Estefany.

¡LA QUIERO A ELLA! ¡SOLO A ELLA Y A NADIE MÁS, MALDITA SEA!

Extraño su olor, su suave piel, su cabello, sus deseosos labios que nunca he podido probar, muero por saber a qué saben y a que se sienten. Nadie tiene sus ojos, su mirada, su rostro, su cuerpo...

—¡Señor!

Me giro a ver a unos de mis tantos guardas de seguridad.

—La señora Hoffman ha llegado.

Después de cuatro meses de haber desaparecido su sobrina, la maldita perra por fin decidió aparecer.

Camino a toda prisa entrando a la casa, camino por el pasillo y dos hombres armados con grandes armas me esperan en el ascensor bañado en oro. Bajamos al piso de abaja, camino a la puerta de mi oficina y mis hombres se quedan afuera. Katty está de pie de brazos cruzados.

—Vaya sorpresa, perdida —Me siento en mi escritorio—. Aparece la tía, falta la sobrina.

—Esto ya se salió de control, Charlie. Necesito saber si sabes en donde está —Se sienta a jugar con los dedos de su mano, está nerviosa.

—¿No crees que la tendría conmigo si supiera dónde está?

—¡Te pedí que la cuidaras! ¡Que la protegieras como si fuera tuya!

—¡Y ES SOLO MÍA! —Me pongo de pie botando todas las cosas de mi escritorio.

Mis guardas entran de prisa y apuntas con sus armas. Les hago señas que se retiren y obedecen.

—Esto no era parte del trato de la venta.

—Desde el día que me ofreciste a Estefany, debiste de haberla tomado por muerta, porque ya no hay vuelta atrás. ¡Eso es lo que querías! —Bebo un poco de licor— ¿NO ES ASÍ?

Lanzo el vaso al suelo con fuerza y este se rompe en mil pedazos.

—Debiste haber fingido su muerte desde que era una niña y desaparecerte con ella ¡PERO NO! A Charlie me gustó la idea de explotar a mi sobrina y ganar dinero extra.

—Estefany es de mi propiedad, puedo hacer de ella lo que a mí se me venga en gana. Incluso cambiar los planes que tenías preparado para ella.

Katty se pone a llorar desesperada.

—No me vengas con el papel de la tía santa preocupada por su sobrina, pedazo de perra. Sabes muy bien que lo hiciste por venganza y odio a tu familia —Me echo a reír—. No me vengas con que estás arrepentida.

Agarro unos de mis puros y lo enciendo.

—No, no lo estoy —Levanta la cabeza, se endereza y se seca las lágrimas—. Pero estoy harta de escuchar a toda mi familia y ver a mi hermana llorar. ¿Qué importa su desaparición? Le quedan tres hijos y una de ellos se parece a Estefany. —Voltea los ojos— ¡Dios! ¿Por qué sufren tanto por ella? ¿Qué la hace especial que los otros cuatrillizos no?

Estefany Hoffman © [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora