Capítulo 21

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—Estefany, mi bello copo de nieve.

Estaba acostada en el piso de la casa de mis abuelos, leyendo el libro de historia. Mi mente y mi lengua apagan el idioma inglés y enciende el idioma español. Levanto la vista del libro y lo miro.

—¿Qué estás haciendo ahí tirada en el suelo?

—Estoy estudiante la edad media. Un tema aburrido para mi corta edad.

Mi abuelo se sentó en su silla mecedora y me señala que me siente en el muro frente a él. Obedecí sin dudarlo y le entrego el libro, se puso a leer, aunque no sepa nada de inglés  y sonríe un poco.

—El imperio romano, la edad media y el feudalismo. Son temas muy importantes para la vida.

—¿Y de que me va a servir?

—Pero yo necesito que te lo aprendas, que lo estudies muy bien. Te va a dar un empujón y te servirá de mucho más adelante.

—¿Cómo por qué? Ni que fuera a estudiar política.

—Quien sabe, puedes ser diputada, presidenta... o hasta una reina.

***

—Es mi abuelo... ¡Diego, es mi abuelo! ¡Está vivo!

Me suelto de sus brazos, gateo en la nieve hasta llegar a él y lo abrazo.

—Por cinco años te creí muerto y ahora resultas que estás vivo. ¿Por qué lo hiciste? —Me separo— ¿Cómo es que vives? Yo te vi en el ataúd... —Tiemblo y tartamudo—. ¡Necesito llamar a mi familia!

—¡NO! —gritan los seis hombres, incluso hasta Diego.

—Estefany, si llamas a tu familia, todo nuestro plan de hacerte pasar por secuestrada se irá al carajo —dice Diego.

—No puedes decirle a nadie que tu abuelo está vivo —me dice el hombre de cabello largo y rojizo.

Mi abuelo pronuncia mi nombre con dolor y volteo a mirarlo.

—Te prometemos responder a todas tus preguntas, pero tenemos que irnos, estoy herido.

Deja ver la estaca enterrada de manera inclinada en su pecho izquierdo, me cubro la boca asustada y derramo lágrimas. No puedo volver a perder a mi abuelo, no ahora que sé que estuvo vivo todo este tiempo.

—Hay que llevarte al hospital, abuelo.

—¡No, tampoco! Sería un peligro. —dice el de cabello negro.

—¿Pero por qué? ¡¿Peligro para quién?! —grito de manera desesperada, no entiendo ni comprendo nada, solo quiero respuestas.

—Estefany. —Coloca sus manos en mis mejillas y voltea mi rostro para que lo mire.

Su cabello es largo, de color blanco, trasmite tranquilidad, pero al mismo tiempo, me da esas vibras que en lugares privado es... aja, para no decir que solo pienso en... eso..., tiene cara de ser una persona muy apasionada. Se ve como de treinta, luce joven pero maduro.

—Sé que estas teniendo muchas emociones al mismo tiempo, que tienes muchas preguntas en la cabeza, que no entiendes nada y solo quieres respuestas —habla con mucha serenidad—. Pero tu abuelo está muy mal en este momento y tenemos que llevárnoslo ahora. Pueden tú y tu amigo venir con nosotros. Te prometo que tendrás todas las respuestas que quieras, ¿de acuerdo? —Me da una leve sonrisa.

Mis mejillas se calientan y lo más seguro estoy muy sonrojada, pero es como si este hombre me hizo alguna clase de embrujaría, porque estoy muy relajada y mi corazón está calmado. Pero Diego me jala del brazo para alejarme del tipo y me pone detrás de él para protegerme.

Estefany Hoffman © [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora