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La habitación 305 se convirtió en un refugio de secretos y esperanzas. Tn continuaba su rutina, pero su mente estaba en otro lugar. Katsuki seguía inmóvil, atrapado en su mundo de sueños y sombras. Kirishima, el caballero sonriente, venía a visitar a su amigo con regularidad, y tn observaba cómo su amistad crecía, como una flor frágil en medio de la adversidad.
Una tarde, mientras tn ajustaba las sábanas de Katsuki, su mirada se detuvo en su rostro. Las cejas del mismo color de su hermoso cabello rubio, la mandíbula esculpida de manera perfecta, las pestañas que parecían atrapar la luz de la lámpara de noche. ¿Cuántas veces había deseado acariciar esas facciones? ¿Cuántas veces había imaginado que Katsuki despertaba y la miraba con ojos llenos de gratitud y cariño?
El deseo la tomó por sorpresa. Tn era una profesional, una enfermera dedicada. No debía permitir que sus emociones interfirieran con su trabajo. Pero Katsuki no era solo un paciente. Era un enigma, un misterio que la obsesionaba. ¿Qué pensaba en su coma? ¿Qué recuerdos lo ataban a la vida?
Tn se inclinó más cerca, como si pudiera descifrar los secretos en su piel. El monitor cardíaco seguía su ritmo constante, como un testigo silencioso de su lucha interna. —¿Qué haces, tn?— se reprendió. —No puedes permitirte esto.
Pero sus dedos rozaron la mejilla de Katsuki, y el mundo se redujo a ese contacto. La piel era suave, cálida, y tn sintió un latido en su propio pecho. —¿Qué te pasó, Bakugō?— susurró. —¿Qué te lleva a estar tanto tiempo en ése limbo entre los sueños y la realidad?
La vergüenza la invadió. Se apartó rápidamente, como si hubiera tocado algo sagrado. —Eres una profesional— se recordó. —Bakugō necesita tu cuidado, no tus sentimientos.— ésto se lo repetía constantemente.
Pero el deseo persistía, como un eco en su mente. Tn se concentró en su trabajo, en las tareas que debía realizar. Pero cada vez que miraba a Katsuki, veía más allá de la superficie. Veía al niño valiente construyendo castillos de arena, al joven soñador que quería ser un héroe.
La noche se deslizó en la habitación 305, y tn se quedó junto a la cama de Katsuki. —No puedo— pensó. —No debo.— Pero el corazón no siempre obedece a la razón. Y mientras la luna se alzaba en el cielo, tn se permitió un último vistazo al rostro de Katsuki, antes de retirarse a la oscuridad de su propia habitación.
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El tiempo se desvanecía, y tn luchaba con sus emociones...
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~En coma~ (Bakugō x tn)
Romance[...] La enfermera tn había visto muchas cosas en la unidad de cuidados intensivos, pero nada como el caso de Katsuki, un joven en estado de coma tras un accidente de tráfico. Cada día, ella pasaba horas a su lado, hablándole suavemente y cuidando d...