Capítulo 14 | Te estoy observando.
No tardamos en volver a la normalidad. La rutina de todos los días se resumía en levantarme; ir a clase e ir a casa de Jake y Ryan y después volver a la mía. Porque sí, mi casa ya no estaba inundada y podía volver sin ningún tipo de problema.
Así que, se podía decir que todo se había vuelto raramente normal.
Desde que volvimos de la cabaña del lago, no he podido conciliar el sueño. Ya no sabía si era porque me atormentaba yo sola con aquel hombre, o si echaba de menos a Jake en la cama.
Por lo tanto, como normalmente hacía, fui hasta la cocina a servirme un vaso de agua o tomar un vaso de leche.
Ya había amanecido, de manera que me puse mi ropa de deporte, me hice una cola de caballo y me hidraté para ir al gimnasio.
Había perdido la costumbre de salir a hacer ejercicio cuando me mudé con Jake y los demás, así que ahora que estábamos solas quería retomarlo poco a poco.
Logré correr unas manzanas, para perder la costumbre y engancharme otra vez no estaba mal.
Cuando iba a girar la esquina, un chico con capucha corría en mi dirección.
Me asusté, no os lo voy a negar.
Así pues, cambié de dirección unas cuatro veces intentando despistarlo. Y creía que lo había logrado, pero en el último cambio de sentido, me choqué de bruces con el chico.
— Lo siento, no te he visto. –dijo quitándose un auricular.
— No pasa nada. –dije girando sobre mis talones.
— Me llamo Trent.
Yo me limité a enseñarle el pulgar hacia arriba.
— ¿No te ha pasado algo inusual estos días? –preguntó Jake.
— No. Bueno... Esta mañana tenía la sensación de que me seguía alguien, así que cambié de sentido varias veces, pero la última vez dejé de verlo y chocó conmigo. –expliqué–. Me dijo que se llamaba Trent.
Jake entrecerró los ojos poniendo una mueca de desaprobación.
— Parece que te encanta chocar con la gente.
— No hay nadie como tú, Jake. No te pongas celoso que sólo tengo ojos para ti.
Automáticamente cambió la mueca y sonrió.
— En fin... –suspiró–. ¿Crees que es seguro para ti que vivas aquí? Me refiero, me encanta tenerte en casa, mirarte y besarte cada mañana. Pero, sabes que puedes volver siempre que quieras. Por eso... –se metió la mano en el bolsillo–. Cuando lo necesites, puedes venir siempre que quieras.
— Gracias, Jake. –lo rodeé para abrazarlo–. No sé qué haría sin ti.
— Aburrirte. Mucho. –correspondió al abrazo.
Me reí suavemente y nos sumergimos en los brazos del otro como si fuera lo único que podíamos hacer.
Tenía miedo, no iba a mentir. Me sentía observada la mayor parte del tiempo. Sin saber cómo reaccionar o a con quién hablar.
No podía decírselo a Marisa porque si no (hablando mal y pronto) se cagaría encima.
Ryan tampoco lo podía saber porque se lo diría a Marisa y si no se lo dice tendrían secretos y en una pareja los secretos, puedes romper la relación y yo no quiero eso.
A Jake no quería cargarlo con mis problemas.
Y a mi familia no podía contárselo bajo ningún concepto porque estaban a no sé cuántos kilómetros.
Todo era un caos y no sé qué hacer.
Ahora mismo, me encontraba saliendo de clase para dirigirme a casa de Jake como siempre.
De un momento a otro pasé de estar caminando en dirección a su casa a ver un pañuelo en tapándome la vista y desmayándome completamente.
La vista se me nubló y me desplomé totalmente.
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Todo Lo Que Nunca Te Dije
RomanceEmma se muda a una ciudad nueva para comenzar su año universitario, teniendo que hacer su vida en solitario. Pero, durante el periodo conoce a Jake, un chico que pone su mundo patas arriba desde su primer encuentro. ¿Logrará Jake enamorar a Emma?