Capítulo 44 | Una visita inesperada.

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Capítulo 44 | Una visita inesperada.


No tardamos en volver a la normalidad. Estábamos muy felices con la noticia de volver a trabajar en la pastelería, sin embargo, ese mismo día me sentía muy acelerada. Mi corazón estaba acelerado. Se me caían las cosas de las manos constantemente y me tropezaba con absolutamente todos los objetos. Supongo que sería un mal día sin más.

— Emma, Harper, ¿podéis venir un momento? –preguntó Claire, una compañera nuestra.

— Por supuesto. –contestó Harper.

Nos acercamos a ella observándola atentamente para ver lo que tenía que decirnos. Sólo espero que no sean malas noticias.

— Necesito un favor. –espetó–. Mi hermana pequeña hoy se supone que se tiene que quedar sola en casa, pero tan sólo tiene seis años y me da miedo dejarla sola. –dijo preocupada–. Llamé esta mañana a mi madre por si podía dejarla con ella en casa, pero me dijo que no podía y yo había quedado con unas amigas para ir a un concierto...

— Está bien. –la interrumpí–. Nosotras la cuidaremos. –accedí.

Harper me miró con los ojos como platos, la idea no le agradaba mucho, bueno los niños pequeños no le gustaban en absoluto pero se trataba de una niña de seis años, no podía ser tan mala.

— ¿De verdad? –entrelazó sus dedos en un gesto de agradecimiento–. Muchísimas gracias.

— No tienes que darlas. ¿Te irá bien cuando terminemos el turno? –pregunté.

— Sí. Dame tu dirección e iré cuanto antes. Sobre el dinero... lo llevaré cuando te deje con mi hermana.

— Bien.

— Muchas gracias, de verdad.

Las horas pasaron muy rápido y cuando menos nos dimos cuenta ya era la hora de irnos a casa.

— ¿Por qué has accedido? –susurró Harper en mi oído.

— Necesitaba ayuda. –susurré.

— ¿Nos la quedaremos toda la noche? –preguntó horrorizada.

— Si ha dicho que se iba de concierto, lo más probable es que sí. –dije subiendo mi bolso al hombro–. De todos modos tiene seis años, Harper.

— Va a ser la noche más larga de mi vida.

Cuando llegamos a casa, nos pusimos cómodas y encendimos la televisión. Hacía dos días que no hablaba con Stiven, por lo que decidí llamarlo por teléfono a ver cómo iba su día.

— Stiven, hace dos días que no hablamos. Me preguntaba cómo estabas. –pregunté nerviosa trazando pequeños círculos sobre mi pierna.

— Siento mucho no haberte llamado, Em. He estado muy ocupado con el trabajo y se me ha ido el tiempo encima. –se disculpó–. ¿Sabes que me han ofrecido un trabajo? Es entrenador personal.

— Eso es... genial. ¿Cuándo vas a trabajar en ello, y dónde es? –pregunté.

— Es dentro de tres meses, hay tiempo. Está en Los Ángeles.

— Me alegro mucho por ti, oye, me preguntaba si querías que nos viéramos mañana.

— Por supuesto. –aceptó–. Pasaré a recogerte por la tarde, ¿vale?

— Claro.

Escuchamos varios timbrados provenientes de fuera, me aclaré la garganta y le hice una señal a Harper para que saliera a recibir a Claire y a su hermana. Esta, se negó repetidas veces con temor en su mirada. ¡Es una niña, por Dios!

Todo Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora