Capítulo 29 | Terapia grupal.

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Capítulo 29 | Terapia grupal.


Hoy era el día de mi primera vez en la terapia conjunta que me había recomendado la psicóloga. Evelyn, mi psicóloga, me había dado una tarjeta con la dirección del lugar, pero dudé en ir. Conocer a gente nueva, ya de por sí me causaba ansiedad, fuese cual fuese la causa, no me gustaba conocer gente nueva, pero le eché valor y arranqué el coche. Conduje durante media hora aproximadamente porque el sitio estaba un poco lejos, sin embargo, al llegar y ver la entrada no me causó mala impresión.

Era un grupo grande, unas diez o veinte personas, la sala estaba distribuida con sillas en filas cubriendo toda la sala y algunas personas sentadas en ellas. Yo, me senté al final del todo.

Fondo sur, di que sí.

Había una chica pelirroja con el pelo corto rizado que asignaba los turnos de palabra y dirigía la clase. Había gente de todas las edades; desde ancianas, hasta chicas de mi edad, sorprendentemente todas mujeres. La dinámica de la actividad era contar una situación de la vida y cuando alguien se sintiese identificada, se levantaba y contaba su situación y por qué se había sentido afín.

Yo no tenía pensado levantarme en ningún momento, tan sólo quería dedicarme a escuchar. Estaba relajada porque a más gente le pasaba lo mismo y cuando contaban su situación me conmovían, sin embargo, una chica de mi edad habló de su novio que había sido ingresado y que había fallecido, así que, al finalizar de contar su trauma, saqué fuerzas de donde no las tenía y me puse en pie.

Todo el mundo me miraba, me quedé paralizada.

Emma, ¿qué has hecho?

Eso mismo me pregunto yo.

— Me llamo Emma, tengo veintidós años y hace unas semanas me diagnosticaron depresión. Esto se debe a que mi ex novio perdió la memoria y no recordaba nada, para mí fue un golpe muy duro porque se había convertido en alguien muy importante para mí. –jugueteé con mis dedos intentando controlar las lágrimas–. Llevábamos un año y tres meses saliendo juntos y la pérdida de memoria se debió a que fue a hacer una entrevista de trabajo y al volver sufrió un accidente de coche, esto lo dejó en coma y al despertar no recordaba nada. –tragué saliva–. Meses después me enteré de que estaba saliendo con otra persona. –me limpié las lágrimas y me senté de nuevo.

Una anciana también con depresión se puso en pie y contó la pérdida de su marido.

La chica de pelo rizado que estaba sentada a mi lado se encaró conmigo.

— Eres muy fuerte, Emma. –puso una mano en mi pierna–. Puedes contar conmigo para lo que necesites.

— Eres muy amable. –respondí.

La terapia conjunta me hizo ver muchas cosas, pero sobre todo una de ellas; no pasaba nada por estar enferma, tenía solución, tan solo necesitaba dejarme ayudar y seguir al pie de la letra los consejos de mi psicóloga.

Al llegar a casa, Marisa y Ryan estaban en la habitación de invitados y Harper estaba en su cuarto.

Fui hasta la cocina y saqué la botella de alcohol que escondí en un armario para que Harper no la viera. Ya estaba por debajo de la mitad, sin embargo, no me importó.

Tampoco era la primera vez que me emborrachaba a plena luz del día, luego me iba a la ducha y solucionado.

Saqué el móvil para comprobar la hora en la que tenía que estar al día siguiente en la consulta de la psicóloga, pero se coló una foto que no tenía que estar ahí.

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