Capítulo 48 | Justicia para Emma.

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Capítulo 48 | Justicia para Emma.


Paré en el puesto que tenía enfrente. Constaba de una pequeña carpa que decía Save the sea. El objetivo de esta, era poder recaudar fondos para la playa. Sin embargo, pasé de largo. Últimamente no me daba tiempo a nada.

La vida del trabajador.

Dejé el bolso debajo del mostrador y me puse a revisar los pedidos de la última gente que había encargado. Harper pasó por mi lado con un libro bajo su mano.

— ¿Te apetece ir a la biblioteca después de trabajar?

¿A la biblioteca? No pisaba una biblioteca desde... ejem... que terminé la carrera. A pesar de que me encantase, no había vuelto a ninguna.

— Claro, me encantaría.

Tras unos minutos de conversación, noté una mirada intensa al observarme. Miré hacia todos los lados de la pastelería sin mucho éxito, sin embargo, la respuesta a esto no se encontraba en la pastelería sino en la empresa de al lado.

Entorné la cabeza un poco y me encontré con aquellos ojos claros como el océano en los que me perdía constantemente. Su mirada era penetrante, como si quisiera ver a través de mí. Fingí no darle importancia, no obstante, mis manos me delataron, pues estas empezaron a temblar. Sus ojos pasaron de los míos a mis manos. En respuesta esbozó una media sonrisa triunfal. Me aclaré la garganta y cogí inmediatamente un cuaderno y un rotulador.

DEJA DE MIRARME, ES INCÓMODO.

Le mostré ese mensaje a través del cristal a ver si pillaba de una vez que quería que me dejase tranquila. El muy payaso puso una mueca de tristeza, pero no tardó en contestarme.

PUEDES VENIR AQUÍ Y DECÍRMELO A LA CARA.

Será cara dura.

TRABAJA, JAKE. Y DÉJAME HACERLO A MÍ TAMBIÉN.

No se da por vencido. Busqué a Harper con la mirada en busca de ayuda.

— Oye, dile que pare. –señalé.

— Solucionarlo vosotros. –contestó al borde de la risita.

En cuanto volví a mirar tenía un cartel nuevo.

SABES QUE TE MIRO PORQUE TÚ ME MIRAS TAMBIÉN.

Y el muy capullo tenía razón.

Esos ojos penetrantes me acompañaron durante el resto de la mañana mientras atendía a clientes y en mis descansos. Tomé una bocanada de aire y me dirigí a recoger mis cosas.

— Em, no me mates, pero me ha escrito Austin para ver si nos vemos.

— Está bien, ve tú. Igualmente tenía ganas de ir, así que iré yo.

— ¿Estarás bien?

— Claro.

Finalmente, como iba a ir sola tomé mi vieja costumbre. Al tratarse de una biblioteca me gustaba ir a una alejada y perderme en los cientos de libros que tenían. No lo pensé dos veces y conduje hasta una que según Internet era preciosa.

Al pisar aquella biblioteca estaba fascinada al verla. Era muy grande, de varios pisos. Lo que más me atrapaba eran los cientos de libros en las inmensas de estanterías que había y lo colorida que esta era. Parecía de ensueño. Sin pensarlo dos veces, cogí un sitio y empecé a leer un libro que había cogido al azar. Dejé mi bolso en la silla de mi costado y comencé con mi lectura.

Todo Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora