Capítulo 52 | Adiós, Stiven.
— ¿Así que cayó en medio de la calle y se levantó como si nada? –estalló en carcajadas.
— Sí, pero lo mejor fue cuando dijo: 'Necesito hacer más ejercicio' y se fue corriendo después de haberse caído súper fuerte. –añadí llorando de la risa.
Jake tomó otro sorbo al batido de frutas que se había pedido y yo me secaba las lágrimas.
— Me gusta estar así contigo. Riéndonos sin nada más en qué pensar.
— A mí también.
— Te echaba de menos.
— Yo también. –contesté–. Como amigo. –añadí.
— Claro. Como amigo.
¿Soy yo o se ha decepcionado? Bueno, yo también lo había echado de menos, pero como buenos amigos.
— Anoche me quedé pensando en.... bueno... ¿recuerdas aquella vez que fuimos a Deep Creek?
Cómo olvidarlo.
— Sí.
— ¿Te... sigue acosando ese psicópata?
¿Se lo digo o no se lo digo?
— No. Claro que no. –negué–. Menos mal.
— ¿No sabes quién era? Marisa me dijo que lo descubriste, pero no mencionó nada más. Sólo quería asegurarme de que estás bien.
— Es muy... considerado por tu parte. –esbocé una sonrisa– Era Jota y su padre. –solté–. Jota lo amenazó, incluso le cortó un dedo. –puse una mueca de disgusto.
Jake se quedó perplejo, aunque en el fondo lo sabía.
— Debí suponerlo. –se lamentó–. Me enteré de que fue puesto en libertad, ¿no ha venido ni nada por el estilo?
Era una de las cosas que no quería contarle. Principalmente cuando casi abusan de ti lo primero que piensas es en la vergüenza. Luego, te sientes sucia y te das asco. Y finalmente te armas de valor a contarlo y te sientes bien. Pero no es algo que me gusta ir contando, sin embargo, con Jake es diferente. Volvía a sentir esa calma y ese sentimiento de hogar que me transmitía.
— Qué bueno está el batido. –cambié de tema.
Por su expresión diría que sabe que algo no va bien.
— Volvió, ¿verdad? –supuso–. No te voy a forzar a contármelo, pero quiero que sepas que siempre estaré para ti.
En el fondo lo sabe. Sabe lo que pasó en aquella lavandería.
— Fui a la lavandería a por la ropa...
— No es necesario si no te sientes preparada. –me interrumpió.
No obstante, proseguí.
— De repente estaba allí, justo detrás de mí. Me dijo cosas horribles, pero las palabras no lo fueron tanto como la escena. –se me cayó una lágrima–. Me tiró al suelo y se subió encima de mí. –tragué con dificultad–. Me quitó la ropa de un tirón como si no valiera nada. Como si fuera un objeto. Yo le decía; <<Para, me haces daño>> pero él no paró.
Su expresión fue indescifrable, algo que no había visto nunca.
— ¿Te... te
— No llegó. Me lo pude quitar de encima a tiempo. Al llegar a casa y estar bajo el agua de la ducha lo sentía por todas partes. En cada rincón de mi cuerpo. –dije resignada–. Era repulsivo. Me amenazó también. –recordé–. Dijo que si recurría a la policía le haría daño a.... gente que quiero. Después se fue de la ciudad.
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Todo Lo Que Nunca Te Dije
RomanceEmma se muda a una ciudad nueva para comenzar su año universitario, teniendo que hacer su vida en solitario. Pero, durante el periodo conoce a Jake, un chico que pone su mundo patas arriba desde su primer encuentro. ¿Logrará Jake enamorar a Emma?