Capítulo 31 | Reencuentro.
Los días fueron transcurriendo con rapidez, volver a la rutina me había ayudado más de lo que imaginaba. Cada día los veía de otra manera, también ayudaba que Harper no me dejaba sola ni un momento. Me disculpé con ella por el comportamiento que había tenido estos meses, pero algo parecía que se había renovado en mi interior. Evelyn tenía razón, me encontraba mejor. Como me dijo que hacer ejercicio era bueno para despejar la mente eso hice, y en cuanto a las gominolas me tomaba tres al día. Estaba orgullosa de mí misma, sí. Así que ese mismo día salí a correr.
Desde que había tomado la decisión de eliminar de una vez ese número de teléfono me sentía más liberada. Sucumbida en mis pensamientos por un instante me olvidé de que estaba en la calle y en un momento dado choqué sin querer con una figura dura.
— ¡Madre mía! –dije disculpándome–. Lo siento muchísimo.... ¿Stiven? –levanté la vista y me encontré en él.
— ¡Emma! ¿Qué haces por aquí? – me dio dos besos.
— Me mudé hace unos días porque me han cogido para trabajar aquí.
— ¿De verdad? ¿Dónde? –miró alrededor.
— En la pastelería que hay en la esquina. La rosa pastel, la que se llama Good Baker's. –especifiqué.
— ¡Sí, sé de la que me hablas! Yo voy a trabajar en el puesto de la playa, de camarero.
— ¿De verdad? Estaremos casi al lado.
El mundo es un pañuelo.
— Al principio estaba nervioso porque me mudaba de ciudad y pensaba que no iba a conocer a nadie, pero ahora que estás aquí estoy mucho más tranquilo.
— Claro que sí, podemos hacernos compañía mutuamente, aunque yo estoy aquí con Harper.
— ¿De verdad?
— Algún día puedes pasar por la playa y nos vemos un rato. O quizá me pase yo por la pastelería. –puntualizó.
— Por supuesto. –dije asintiendo.
— Mañana empiezo a trabajar, ¿quieres que por la tarde nos veamos un rato y tomamos algo en la playa?
— Sería genial, así nos pondremos al día.
— Hasta mañana entonces.
No me aguanté hasta llegar a casa y llamé a Harper. Con ella las cosas se habían arreglado, quedamos en que dejaría ayudar.
Al llegar a casa, estaban Marisa y Ryan tomando zumo.
— Estábamos pensando en pasar nuestro último día en el puesto vintage que han puesto en la esquina, podríamos ir los cuatro. –propuso Marisa.
Sabía que intentaban que despejara la mente y no pensara en ello todo el día, así que asentí y cedí.
— Me ducho y nos vamos.
Una vez en el puesto que le gustaba a Marisa, me sonó el móvil.
Número desconocido.
Estuve a punto de cogerlo, pero algo me decía que no debía hacerlo, así que le hice caso a mi instinto y me guardé el móvil en el bolsillo.
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Todo Lo Que Nunca Te Dije
RomanceEmma se muda a una ciudad nueva para comenzar su año universitario, teniendo que hacer su vida en solitario. Pero, durante el periodo conoce a Jake, un chico que pone su mundo patas arriba desde su primer encuentro. ¿Logrará Jake enamorar a Emma?