Capítulo 53 | El principio del final.

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Capítulo 53 | El principio del final.


Cuando me levanté fui a buscarlo a su casa antes de coger el avión, le pedí a Harper que me cubriera en el trabajo y conduje hasta su hogar. Una vez en la puerta dudé si tocar o irme por donde había venido, pero ya no había vuelta atrás. No había ido hasta su casa para pedirle disculpas y volver a estar bien y felices, sino para romper con él. El primer motivo que me llevó a tomar esta decisión fueron las discusiones. Discutíamos muy a menudo por tonterías. En segundo lugar, por celos y falta de confianza. No podía seguir con alguien que dudaba de mí, eso es lo fundamental de una relación. La comunicación era lo más importante en una, sin embargo, no la teníamos. Y por último las relaciones a distancia, no me gustaban nada y fue por estos motivos que me armé de valor y me planté en la puerta de su casa.

Miento si digo que no tenía miedo, principalmente a su reacción. Además, tampoco contribuía que había esperad a romper con él hasta el último día, pero las cosas habían cambiado mucho y no soy la misma que era.

Con la mano en el pomo de la puerta, de repente se abrió. No fui yo quien lo hizo, sino Stiven.

— Tenemos que hablar. –dije.

Me invitó a pasar, pero me recordó que no tenía mucho tiempo, así que opté por soltarlo de golpe.

Mala decisión.

— Quiero acabar con esto.

Me observó sin entender un ápice de lo que estaba soltando por mi boca, así que continué.

— Tú y yo. –nos señalé–. Esto no funciona.

Tragó saliva y envolvió su mano con la mía.

— ¿Por... qué has esperado hasta ahora para decírmelo?

— Escucha, he hecho de todo por intentar salvar lo nuestro, pero no puedo. –dije exhausta–. Peleamos demasiado, no confías en mí y no me gustan las relaciones a distancia.

Lo que más me definía era la sinceridad.

— ¿Ha sido por...

— No. Jake no tiene nada que ver.

Asintió, pero seguía sin mirarme.

— ¿Por lo menos me has querido alguna vez?

— Sí, por supuesto, Stiven.

Mentiría si digo que no me dolió un poco ver cómo no luchaba por salvar esto, pero era lo que realmente necesitaba.

— ¿Amigos?

— Amigos. –asentí.


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Dejé las llaves en el mostrador y me hice una cola de caballo rápidamente.

— ¿Ya se ha ido Stiven? –preguntó Harper.

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