Ahora que lo mencionas...

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El peli rubio abrió los ojos, la alarma estaba sonando y eran las putas seis de la mañana, ¿Porque carajo Seungmin se levantaba a tan temprana hora?

Molesto apagó la máquina e intentó volver a dormir, pero no pudo, su cuerpo estaba rebosante de energía. Al parecer Minho solo cambió consciencia con Seungmin, porque sus músculos corporales seguían manteniendo esa costumbre de movilizarse a las malditas seis de la mañana y su cerebro había despertado por completo. Ahora solo le quedaba maldecir en todos los idiomas que se sabía.

A Minho le encantaba dormir.

Mientras tanto en la cocina...

Seungmin estaba preparando su desayuno y el de su mayor, se sentía algo cansado pero sinceramente eso le valió una reverenda mierda porque sabía que era debido a que el cuerpo de su mayor no estaba acostumbrado a movilizarse temprano. Sí, el pelinegro ya se había dado cuenta de varias cosas, no era estúpido.

Dió la vuelta a los panqueques, estaban perfectos, Seungmin dió un saltito de alegría, los sacó de la sartén y los colocó en los dos platos que habían en la isla, está era la última saca de panqueques, ya había hecho mucho y le dolía hasta el culo de tanto moverse.

Seungmin terminó el desayuno que se había aprendido hace treinta minutos gracias a su hermana que le mandó una receta pequeña de un desayuno americano que consistía en panqueques con dulce de leche (bueno, la receta decía miel y algunos frutos pero no tenían eso así que le puso dulce), y dos vasos enormes de Mocca.

Eso ya era una de las pocas recetas que Seungmin sabía hacer, estaba orgulloso de su trabajo.

Quería agradecer a su hyung por haber soportado todo su barullo la noche anterior y cómo no tenía ni idea de qué manera hacerlo, optó por hacerle un desayuno.

Minho asomo su rostro por el marco de la puerta y lo miró. El pelinegro quería reírse en su cara, se veía moribundo, cansado y sus ojos expresaban fastidio. Se nota que odiaba despertar a las seis y desayunar a las siete en plenas vacaciones.

— Buenos días Minho Hyung, ¿Tienes hambre? — lo saludó con una sonrisa brillante, como si la noche anterior no hubiera llorado como magdalena hasta dormirse.

— Buenos días Min, si tengo hambre y te odio a morir. ¿Que fucking necesidad tienes de levantar tu bonito cuerpo a las putas seis de la mañana? Ya sabía que eres raro pero por Dios, ¡Estamos en vacaciones!. Tu cuerpo me obligó a levantarme de esa cama.

Seungmin río y se dió la vuelta hacía la isla para disimular su vergüenza por lo dicho de su hyung sobre su cuerpo.

— Desde los siete años tuve que levantarme a esa hora hyung, las escuelas no perdonan a nadie. Además, recuerda que mi papá es muy estricto en el sentido de responsabilidad, así que he mantenido está costumbre de levantarme temprano, no te quejes tanto, hacer esto da ventajas. — el pelinegro lo obligó a sentarse en una silla y le puso un plato y un vaso. Minho solo bufó y miró el contenido de su pícaro desayuno.

¿Panqueques con Mocca?, a Minho le asustó la forma en la que Seungmin conocía su cuerpo, ¿O acaso había otra razón para que supiera que justo ese día le dió ganas de desayunar algo dulce?

— ¿Como sabías que justo hoy quería devorarme kilos y kilos de azúcar? — preguntó el pelirubio mientras se disponía a comer.

— No lo sabía, simplemente quería agradecerte por la manera en la que me cuidaste ayer, te lo agradezco mucho, enserio. — Seungmin se sentó y también se puso a tragar su desayuno hecho por él mismo, que por cierto no estaba nada mal.

— Ahora que lo mencionas...

— ¡No hables con la boca llena!

— Perdón cariño, es que esto enserio está delicioso. — continuó hablando con la boca llena, haciendo suspirar a su menor.

Minho nunca cambiaría, ya sea estando en una figura que no era suya.

Durante el transcurso del desayuno hablaron de varias cosas, así normal, como si nada hubiera pasado.

Aunque sabían que no duraría nada y que ambos debían ponerse manos a la obra para crear un plan y averiguar qué rayos había pasado dos noches atrás y cuál era la manera de revertir lo sucedido.

Sin duda digno de una película.

¡Maldito Soju!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora