Cura

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Bueno, no fue tan malo.

Nueve de la mañana de un jueves y Minho ya estaba saltando sobre el sofá eufórico, acaban de desayunar y Seungmin no sabía cómo el mayor aún no había vomitado.

— ¿Puedes quedarte quieto de una maldita vez?, quiero sentarme y se supone que debería contarte lo que pasó ayer — soltó el pelinegro, ya harto.

Minho, al escuchar esto, inmediatamente se sentó y se quedó estático, con su típica mirada curiosa y le ofreció sentarse a su lado con una palmada al sofá. El pelirubio escuchó con atención todo el relato de su menor y hasta rió y comentó algunas cosas sobre el tema.

— Y entonces por fin pude despedirme de todos y salirme junto a Miehan a esperarte — iba diciendo Seung.

— Hablando de eso, ¿Por qué la chica te agarró de la mano? — Minho no pudo evitar soltar la maldita pregunta que lo fastidio durante casi toda la noche.

— Oh eso, gracias por hacerme acordar, me dejó esto en la mano.

Seungmin sacó una pegatina del bolsillo, el logo del bar, el pelinegro se quedó tieso y sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La chica estaba involucrada en el tema del intercambio de cuerpos.

Cuarenta minutos después

— Claro, déjenme llamo a su asistente — respondió Luka amablemente para luego meterse por una puerta detrás suyo.

Ambos habían ido al bar de nuevo, pero esta vez más confiados y con un cuchillo de cocina en el bolsillo por sí acaso. Luka regresó acompañado de Miehan.

— Sabía que iban a venir, los guiaré a Yo-seon, siganme y no digan nada hasta que lleguemos a ella — dijo la chica, sin sentir la necesidad de saludar.

Los tres cruzaron por la misma puerta de donde salieron Luka y Miehan, atravesaron pasillos pequeños y subieron unas escaleras cortas hasta llegar a una especie de sala, con sofás y una ventana mostrando la penumbrosa calle. Miehan les pidió que se sentarán y llamó a otra puertita que había allí, del cuál salió una señora, se veía joven pero aún así se notaban rastros de longevidad en su rostro.

— Buenos días chicos, me llamo Oh Yo-seon, un gusto saludarlos. Pueden llamarme por mí nombre de pila. No se preocupen en presentarse, sé todo sobre ustedes — saludó alegremente la llamada Yoseon, con una sonrisa enorme en su rostro.

La señora era alta, buena postura, pelo bien cuidado y largo hasta la cintura, de color rojo oscuro, oscuro como sus ojos, de un marrón tan profundo que imponían fortaleza y calidez al mismo tiempo. Vestía traje azul marino, con una falda larga que le llegaba a la rodilla. Parecía una directora ejecutiva apunto de ir a una reunión.

Se presentó más adecuadamente: Oh Yoseon, cincuenta y cuatro años, dueña del bar y de una cafetería en el centro de Seúl, les explico que también era presidenta de una fundación de científicos. Personas solitarias con extrema inteligencia que buscaban compañía y familiaridad con quiénes poder compartir de ideas y pensamientos, también dedicados a experimentos inofensivos y cuidado de la zona.

— Supongo que ya se habrán dado cuenta del nombre de la fundación, ¿No es así, Seungmin?

— Será "MC", por lo que descifro. Pero, ¿De que proviene la sigla exactamente? — preguntó el mencionado, contando los segundos.

— Te sonará ridículo, pero el nombre no lo puse yo, lo pusieron los delincuentes y conocidos de la zona. La sigla "MC" significa "Mafia científica". Esto es debido a que nosotros actuamos como una especie de policías aquí, créeme, hemos interrumpido varios intentos de asesinatos, robos, secuestros y mucho más que no querrán saber, incluso hemos acabado con algunos pillos que quisieron pasarse de engreídos y atacarnos, los usamos de conejillos de indias. Pero no se preocupen, ustedes para nosotros son como el oro, no les haremos ningún daño — terminó por decir Yoseon, aún manteniendo esa agradable sonrisa en su rostro.

— El punto es, ¿Por qué nos cuentas todo esto?. Dijiste que sabes todo de nosotros, pero no sabes si vamos a ir corriendo a la policía a soltarlo todo. Además, nuestra única razón por la que estamos aquí es porque intercambiamos de cuerpo, y el hecho de que lo sepas todo ya nos da una idea de que tú estás involucrada. Cuéntame, Yoseon, ¿Fuiste tú y tu mafia la que nos hizo esto?, seguro ya te habrás dado cuenta de que yo en realidad no soy Minho, sino Seungmin, desde su cuerpo — hablo el pelinegro, con una mirada neutra pero intimidante.

— Tienes agallas chico, pero te prometo que todo esto tiene una explicación, no te preocupes — contestó tranquilamente la mayor.

— ¿Esta mierda tiene cura?

— No, no la tiene, se van a quedar así para siempre — dijo Miehan, esta vez.

Seungmin y Minho la miraron aterrados, sintiendo que todo el mundo se les caía a los pies. Pero Yoseon la mando a callar y se disculpó.

— Ignorenla, si hay cura y es muy fácil de crear, solo deben darnos tiempo. Se hace la bromista.

— Bien, suelta la sopa que no nos iremos de aquí hasta entenderlo todo — hablo, por primera vez en mucho tiempo, el pelirubio.

Y el tiempo pasó volando.








¡Maldito Soju!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora