Por fin

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Horas antes

Seungmin despertó y lo primero que vió fue el rostro de su mayor.

Al principio pensó que estaba soñando porque su hyung estaba en su cuerpo y él en el suyo, pero esta vez no. Minho tenía su bello rostro y su cuerpo.

Rápidamente se removió y se miró, él también recuperó su cuerpo.

Se sorprendió tanto que casi cayó de la cama, se levantó rápidamente y se inspeccionó, como un flash fue al baño y se quedó dos minutos enteros viéndose la cara.

¿Como era posible...?

Realmente habían regresado a su cuerpo original, a la figura con la que había nacido. Se lavó la cara intentando convencerse de que no era un sueño, que todo era real y que por fin había sucedido la transformación.

Salió del baño y se le ocurrió una idea para confirmar la verdad. Fue corriendo a la cocina y se encontró con Jeongin, justo como quería.

—Jeong, respondeme esta pregunta.

Este estaba preparándose un café caliente, de espaldas a él, y casi salta del susto ante la repentina voz de su mayor.

—Min, santa madre, casi me matas de un infarto ¿Que es lo que quieres?

Seungmin inhaló profundamente y puso su cara de póquer.

—Mira, sé que esto sonara realmente extraño y pensarás que estoy loco, especialmente sabiendo que son casi las siete de la mañana y que estoy hecho caca, pero... ¿Puedes decirme quién soy? — soltó, muy seriamente.

Jeongin le dedicó una mirada juzgadora.

—Min, no es hora para otra de tus bromas.

—Te prometo que no es una broma, voy muy enserio.

—¿Estás bien? ¿Seguro que no te caíste de la cama? ¿No sufres amnesia, verdad?

—Solo respondeme la maldita pregunta.

—Amm, ¿Okay? Eres Kim Seungmin, tienes veintitrés años y eres de Seúl, South Korea. ¿Algo más? — respondió el menor, dudoso y extrañado.

Pero eso fue suficiente para que la alegría inundara por completo al ahora pelirubio mayor.

—Excelente, gracias Jeongin cielo. Ten un buen día.

Salió entusiasmado y fue a su habitación, decidiendo que hoy sería el mejor día de su vida.

Volviendo al presente con Minho

El pelinegro entró velozmente a la habitación del menor, pero se la encontró vacía. Buscó por toda la casa y se encontró a Felix, quien le comentó que Jeongin había ido a la lavandería porque Seungmin lo había regañado feo al no cumplir con sus responsabilidades, y el recien mencionado rubio había ido a visitar a su familia y a sus abuelos.

Tuvo que resignarse y volver a su cueva, no podía creer que Seungmin lo había dejado solo justo cuando por fin ocurría la transformación.

Un momento, la transformación ocurrió.

Buscó la bendita cámara y agradeció al cielo que esta estaba prendida, grabando justo a la cama. Recordó como Seung lo había puesto ahí la noche anterior y lo admiró por aún mantener la esperanza y no olvidar nunca la cámara. Presionó el botón off y agarró su celular, llamó a Seungmin pero no respondió así que le dejo un largo mensaje con toda una palabrería de insultos, mezclados con un eufórico entusiasmo contándole lo sucedido y la suerte que tuvieron al tener la cámara encendida, también le pidió que regresara lo más pronto posible. Luego llamó a Yoseon, siendo mandado al buzón porque esta no respondía, ¿Es que acaso todos habían decidido no responder sus llamadas ese día?

Le manifestó lo ocurrido y pidió reunirse en algún lugar para entregar la cámara y tal vez despedirse.

Después solo se sentó y pensó en que hacer durante el día

Horas después

En cuestión, no había hecho ni un carajo.

Estaba feliz, obviamente, pero aún así no había hecho nada. Seung le dejó en visto y no dió señales de vida en todo el día, Jeongin y Felix se habían encerrado a jugar videojuegos y él solo contaba con la compañía de sus gatos y la televisión. Había llamado a sus padres y conversó un rato con ellos, luego la asistente de Pd-nim le avisó que la reunión que tendrían junto con Seungmin fue cancelado, pues realmente no había tenido nada que decir, ya todo estaba hecho. Esta vez fue Jiwoon quien llamó y Minho sintió una preocupación menos al saber que el chico se había ido. Luego llamó Miehan para confirmarle una última y definitiva reunión entre ellos en un café cercano.

Actualmente ya eran las cuatro casi las cinco, estaba solito mientras el aburrimiento lo consumía.

Y ahí mismo, en su cama, con sus gatos, pudo agradecer por milésima vez a Dios por haber podido transformarse y recuperar su cuerpo y su vida.

¡Maldito Soju!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora