Bienvenidas y juramentos

98 5 0
                                    

Después de ver desaparecer a Dumbledore, Harry salió de aquella cochera, y pudo divisar como en una de las ventanas, estaba la figura de la bruja que más le gustaba en el mundo y se quedó viéndola un rato más, hasta que aquella silueta se aparto del cristal...
——————————————––——–
Ginny Weasley bajaba a toda velocidad las escaleras, por un impulso que venía disfrazado de corazonada. Su cabello de un rojo tan claro, que parecía anaranjado, caía a sus hombros a medida que sorteaba uno por uno los escalones, de pronto, escucho el ulular de una lechuza que se le hacía conocida, cambió su rumbo hasta la sala y, amontonadas en un rincón, estaban las cosas de aquel chico, el mismo que le había robado el corazón desde que había aprendido la definición de amar.
El mismo que no dejaba de mirar, desde que su hermano se hizo su mejor amigo y lo trajo a la madriguera por primera vez, el mismo que hacía unos meses, le había dado un beso tan especial como necesario y el mismo, cuyas cartas releia una y otra vez, aguardando aquel momento, desde la última vez que lo vio.

— ¡¡Hedwig!! — Expresó Ginny, mirando a la lechuza blanca como la nieve, en su jaula — ¡¡MAMÁ!!
— Ginny, ¿Qué ocurre? — Salió Molly un tanto preocupada de su habitación mirando a su única hija, la más pequeña de todos, escaleras abajo, con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo en sus ojos azul claro, muy especial
— Quería saber cuando llego Harry...
— ¿Harry? ¿Qué Harry?
— Harry Potter, obvio — Contesto la pelirroja a su madre, que ahora la miraba confundida
— Querida creo que sabría si Harry Potter estuviese en la casa...
— Pero, sus cosas están en la sala...
— No querida, no lo creo — Sentenció su madre segura.

— ¿Alguien mencionó a Harry? — Pregunto ahora Ron, saliendo de su habitación emocionado
— Yo entrometido, ¿Esta contigo?
— Creo que sabría si mi mejor amigo estuviese aquí...
La lechuza, advirtiendo que hablaban de su dueño, emitió un siseo bastante sonoro, que hizo poner en alerta a Molly
—¿Eso fue una lechuza? — Preguntó ahora la bruja más brillante de toda una generación, saliendo de la habitación anteriormente de Percy Weasley, que se encontraba en el tercer piso y asomándose por el barandal de las escaleras.
— Tú no lo has visto, ¿oh, sí? Al parecer anda por la casa...

— ¿Enserio? — pregunto Hermione
— Enserio — Respondió una voz desde la entrada. Una voz que hizo que todos bajaran de golpe y Ginny se apresurara al sitio de donde había salido. La chica corrió hacia los brazos de Harry abrazándolo por unos segundos, después de soltarse, los dos chocaron miradas, miradas que solo significaban una cosa, aunque aquello que significaba tendría que esperar, pues Hermione pidió turno para darle otro abrazo a su mejor amigo
— ¡¡Harry!! — Expreso la castaña feliz, para separarse después, dejandole el espacio a la señora Weasley, que como siempre, también abrazo a Harry con suma ternura, como a un hijo, riendo de felicidad y tomándolo de las mejillas como acostumbraba hacer desde los doce años.

— Cariño, no nos avisaste que vendrías — Dijo Molly al pelinegro, mirándolo a los ojos aún con sus manos en la cara de aquel muchacho que tanto quería
— No lo sabía — Soltó Harry igual con emoción — Dumbledore...
— ¡Ay! Ese hombre... te prepararé la cena cariño, no tardo

El chico sonrío, ya extrañaba aquel trato tan cariñoso que la señora Weasley le daba, prácticamente desde que era un niño. Cuando Molly se adentro a la cocina, Harry no pudo evitar mirar a Ginny de nuevo, quedándose embobado por su belleza, parecía que cada año se ponía más hermosa. Aquel círculo hipnótico que se dibujaba en el chico al contemplar las facciones tan lindas de aquella bruja con la piel más hermosa que había visto, fue cortado cuando Ron, erraticamente había mirado a Hermione, señalando sus labios
— Tienes pasta de dientes en...
La castaña solo río apenada, limpiando su boca con la manga de su pijama.

Harry comió todo lo que Molly le puso en la mesa y, al terminar, subió con su equipaje hasta la habitación de Ron. Al llegar entró, encontrándose con sus dos mejores amigos y Ginny, sentados alrededor de una fogata, con un periódico arrugado del profeta usado para incentivar al fuego que salia de la varita de Ron. El chico se sentó junto a Ginny, quedando sus manos muy cerca, haciendo que los dos bajaran la mirada conteniendo las ganas de tomárselas.
— ¿Supiste lo de la tía de Susan? — Preguntó Hermione dirigiéndose al pelinegro

Harry Potter y el misterio del príncipe Mestizo 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora