Un verano de extasis.

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Si Harry pudiese definir con una palabra los días en la madriguera, podía elegir varias gratificantes. Increíble por dormir con tranquilidad, agradable ya que al bajar las escaleras todas las mañanas le esperaba un plato delicioso cocinado por Molly, dulce puesto que veía a Ginny Weasley todos los días, divertido pues las tardes eran enteras con sus mejores amigos, chica de sus sueños y a veces, cuando el éxito los dejaba descansar, los gemelos.

Se había hecho costumbre jugar Quiddicht en las tardes en el inmenso terreno de la madriguera. Harry hacia equipo con Hermione y Ron con Ginny, aunque el segundo equipo era tan dominante, que una tarde Hermione bajo molesta de su escoba y renuncio a aquel juego, para su suerte, Bill, quien el año pasado había regresado de Egipto a Inglaterra para trabajar en la sede de Gringotts en Londres, tomo ese día el puesto vacante y aquello, era mucho más equilibrado.

Ginny era ridículamente buena, tenía un don nato, una furia y destreza impresionante para enfilarse a los aros y, una cadencia y puntería casi perfecta para anotar en cualquiera de ellos. Harry no tenía dudas de que aquella chica volvería a entrar al equipo ese año. Ron por su parte, era un muy buen Guardián, solo esperaba que sus nervios provocados por las miradas, no lo traicionaran de nuevo ese año en las pruebas.

Bill nunca había entrado al equipo de Quiddicht de Gryffindor, aunque Ginny le había avisado a Harry que el más grande de sus hermanos era fuerte y muy bueno.
Harry también era muy talentoso, aunque le pasaba factura que su rival fuese Ginny, a veces se distraía viéndola o dejaba pasar la pelota muy extrañamente alegando que el viento le había "movido la escoba".

En una ocasión Ron con una vieja Snitch había puesto a competir a Harry y Ginny en la posición de buscador, los dos chicos volaban a máxima velocidad en sus escobas buscando la pequeña pelota dorada, al ubicarla cerca del granero de los Weasley, se aproximaron a máxima velocidad y, aunque Harry demostrando su destreza y talento había tomado la delantera pasando lo más pegado a la pared posible para aprovechar el rebufo que daba la escoba de la pelirroja, al último momento cuando estaba apunto de tomar la Snitch, freno en seco, haciendo que del paron brusco, saliera volando hacia una pila de heno.

Ginny que había tomado ya la Snitch ganando la prueba, se bajo de inmediato de su escoba para ver como se encontraba el chico, que aparte de una pequeña cortada en la ceja, estaba bien.
Cuando Hermione que había visto todo, sonriente y pícara, le cuestiono el porqué de ese desenlace, el pelinegro solo respondió nervioso
— Me distraje, es todo...

Molly los llamo para cenar y los chicos obedecieron, se sentaron en la mesa y, al ver la señora Weasley la herida de Harry se preocupó y regaño a Ron por poner en peligro a su hermana y al pelinegro con ese juego "infernal".
— Cuando asistí a Hogwarts en mi clase estaban dos integrantes de las brujas de Macbeth, ¿puedes creerlo? — Expresaba Bill emocionado a Harry en la cena, cuando hablaban de sus tiempos de estudiante.

Harry creía que Bill era increíble, se había labrado una reputación en su generación por méritos propios, demostrando la valentía, la determinación y el coraje que esa bella familia parecía poseer por antonomasia, excepto Percy claro, que no se había aparecido en todos esos días.

Al terminar de cenar, la señora Weasley les aviso que por la tarde, la lechuza de la familia había traído sobres con sus nombres, que venían directamente del ministerio.
— Mierda, son los resultados de los TIMOS — Soltó Hermione nerviosa y sin pensar, provocando que Ginny se tapara la boca para contener una risita, la castaña hizo lo mismo, pero para contener su mal vocabulario, algo impropio de Hermione Granger.

Los tres chicos tomaron los sobres rápidamente y se dirigieron hacia la habitación de Ron, Ginny también se preparaba para ir, pero Molly la freno alegando que debía ayudar con la mesa y lavar los platos, la pelirroja a regañadientes se quedó atrás, lamentando no poder estar con Harry y el pelinegro, parecía sentir lo mismo. Bill tomó su chaqueta, se despidió de su madre y le guiño el ojo a los chicos, para después desaparecerse en el marco de la entrada.

Al llegar al cuarto de Ron, el trío de oro se sentó en el suelo, quedando cerca de una pequeña terrazita donde se podía contemplar la luna en su fase cuarto menguante.
Hermione era la más nerviosa, volteaba a sus mejores amigos para ver quien daba el primer paso, siendo Harry el primero, rompió el sobre y sacó una hoja de papel con su nombre
— Bien, tengo una "A" en astronomía, oh, una "S" en cuidado de criaturas mágicas— Hermione dio un ligero respingo, estaba tan nerviosa que por sus ojos se le asomaban algunas lágrimas — Una "S" en encantamientos, nada mal, ¿eh? Oh vaya, un insatisfactorio en adivinación...

— Sabíamos que nos iría mal — Soltó Ron tratando de quitarle importancia a la baja nota de su amigo
— Una "S" en Herbologia, una "D" en Historia de la magia, tiene sentido, ya que nisiquiera hice el examen por...
El chico paro un momento recordando aquel día, se había desmayado en su examen al presenciar una realidad alterada por Voldemort, que había acabado en una pelea en el ministerio, donde por poco hacia que mataran a sus amigos, y en la muerte de Sirius, su padrino. Harry trato de recomponerse y hacer como si nada hubiese pasado, cuando advirtió que Hermione amagaba en acercarse a el, no necesitaba lastima, ni aliento.

— Una "E" en defensa contra las artes oscuras, increíble, y dos "S" en pociones y transformaciones — Termino el chico, releyendo sus notas una y otra vez ahora en su mente, concluyendo con que no estaban para nada mal. Conclusión con la que sus mejores amigos concordaron. Eran cinco "supera las expectativas" y un "extraordinario" en sus notas finales, aunque no había logrado el extraordinario en pociones y convertirse en auror iba a estar difícil, aunque debido al destino que marcaba su profecía, no le importo mucho aquello.

Llego el turno de Ron, el pelirrojo nervioso abrió su sobre y comenzó a leer
— Mmm, bueno, solo suspendí adivinación e historia de la magia, realmente no importa, aprobé siete timos, wow, muchos más que Fred y George, mamá estará contenta — Expresó el pelirrojo dándole un golpecito en el hombro a Harry
— Té dije que no nos iría mal...

Harry asintió feliz a las palabras de su amigo y, ahora los dos chicos se concentraban en la persona que menos argumentos tenía para estar nerviosa, pues era la bruja más dedicada e inteligente que conocían.
— Ya ábrelo para que nos presumes tus diez extraordinarios — Soltó Ron sarcástico

Hermione abrió su sobre y empezó a leer sus notas, después de unos segundos donde mantuvo en vilo a sus mejores amigos con sus resultados por fin levantó la vista
— No está mal, nueve extraordinarios, aunque un supera las expectativas en defensa contra las artes oscuras...

Los dos chicos la miraron asombrados, más que por la capacidad que tenían claro que su amiga poseía, era por su expresión de absoluta serenidad.
— Y... ¿Estas feliz? — Preguntó Harry
— Si, creo que si — Dijo la bruja indiferente, parándose enseguida a contemplar la luna en la pequeña terraza.
— Esa chica es rara — Soltó Ron a Harry en voz baja
— Si que lo es — Respondió el pelinegro divertido. Los dos chicos siguieron a su amiga hasta la terraza y se aferraron a los barandales uno en cada costado de la chica, sintiéndose por fin, chicos de extasis.

Harry Potter y el misterio del príncipe Mestizo 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora