Harry Potter y el misterio del príncipe Mestizo 2.0

Antesala a un gran momento.

Las horas libres que Ron, contemplo con entusiasmo la primera vez que tuvo un primer vistazo de su horario, no fue nada de lo que se imaginó en un momento. Si quinto año fue un cúmulo de deberes y una aprensión total de toda su vitalidad atrapada entre tomos, pergaminos y tinta negra, sexto no fue diferente.

Pasaban los días y los alumnos de sexto, practicaban y practicaban hechizos no verbales.
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— ¿Cual es la mejor manera de defenderse de las artes oscuras? — Preguntaba Snape en una de sus tantas clases, tan tensas que se podía cortar el aire con un cuchillo de mantequilla. Hermione alzaba la mano como loca frente a su alargada nariz, pero este había fijado su atención en Harry, que parecía tan interesado en contestar su pregunta, como un streelar en hacer algo increíble.

— ¿Potter?
— No lo sé señor — Dijo el muchacho con desdén
Snape miro con odio su irreverencia y despues de pasear su mirada por todo el aula, no le quedo más remedio que fijarse en Hermione cuya mano parecía alcanzar el techo de la habitación
— ¿Si, señorita Granger? — Expresó con desgana, casi el mismo tono que la respuesta de Harry
— Hechizos no verbales. De esta manera el adversario no sabrá de que manera lo atacaras y te garantiza una ventaja sobre el
— Vaya, es una respuesta calcada al libro, pero correcta en esencia. Quizá deberías aprender a tu amiga Potter y repasar tus libros — Dijo Snape con Sorna, de nuevo mirando al pelinegro
— Si — Respondió el chico
— Si, 'Señor', Potter
— No hace falta que me llame señor Potter, profesor — Comento Harry sarcástico, provocando algunas risas y otros suspiros, como el de su mejor amiga que estaba aterrada, no así su mejor amigo que lo miraba con admiración

— Es usted muy gracioso, ¿No Potter? Cualidad que tendrían los elegidos me supongo, bien, esta castigado, el viernes la pasara conmigo.
A Harry le había cambiado la cara de golpe, pues el viernes había entrenamiento de Quiddicht, el primer partido se acercaba y cuando pensaba en alegar a Snape sobre cambiar el día del castigo, vio como este se relamia — Pobre Gryffindor — Soltó satisfecho.
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El jueves, en clase de encantamientos, El profesor Flitwick les había pedido que intentarán el encantamiento de conjuración "aguamenti"
— Pueden llenar un recipiente o apagar un incendio, aunque no funciona con fuego mágico — Explico el pequeño mago con su voz chillona.
Hermione, para sorpresa de nadie, fue la única que pudo llenar su vaso en su totalidad.

Lo que si era una sorpresa, era ver como Harry era sin duda, el alumno estrella en pociones, algo que a Hermione no le hacía demasiada gracia. Las adulaciones de Slughorn al muchacho no sólo molestaban a su amiga, también a todos los Slytherin, incluido Draco Malfoy. Un Draco cuya apariencia extraña parecía no ser indiferente para Harry, aún creía que Draco planeaba algo y aquella sensación extraña incremento esa noche.

Veía con recelo el mapa del merodeador, se concentro en un nombre en particular, Ginny Weasley, desde aquella noche, en donde freno un beso por sentirse mal debido a su lealtad a Ron, no habían hablado tanto como a él le gustaría. La pelirroja tenía igual o más tareas que el, aunque no creía que ese fuese el único motivo. Muchas veces la había visto por el pasillo, y también había observado con molestia como Dean, su compañero de dormitorio, la seguía incesantemente y no creía que pedirle cargar sus libros y acompañarla por los pasillos era por una mera e inocente cortesía.

Aunque cada que deseaba contarle a Ron sus sentimientos, este encontraba la forma perfecta de cambiar de tema, tampoco lo podía culpar, puesto que Harry, comenzaba las conversaciones con "Ginny" y las terminaba con "Quiddicht". Después de un rato donde observaba a la pelirroja caminar por su habitación, su nombre se quedó quieto en un solo sitio. El chico se preparaba para guardar el mapa, cuando de soslayo pudo ver, como alguien caminaba en la torre norte del castillo, por el patio de transformaciones, se trataba de Draco Malfoy....
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— Se los digo — Repetía el chico esa mañana de viernes en el gran comedor — Lo vi
— No lo dudo, pero Harry, ¿Qué importa? — Dijo su mejor amigo al tiempo que se llevaba a la boca una pierna de pollo
— Planea algo, lo sé
Harry volteo instintivamente y pudo observar como Ginny platicaba animadamente con Dean a su izquierda, puso cara de circunstancia y cambio su vista, ahora al frente y con detenimiento al rubio, que tenia la cabeza gacha y una cara de "nada que perder"