Fueron varias horas de descanso para la pareja, hasta que la mañana siguiente llegó, y con esto, la fuerte resaca y confusión de parte la rubia que se encontraba ahí, tendida en la cama. Todo su cuerpo dolía, sentía como si un camión le había pasado por encima, la cabeza le timbraba como nunca antes, y sentía su cuerpo extraño, se sentía sucia, llena, mareada. Pensó que simplemente había sido una borrachera de despecho, que se le iba a pasar, pero no fue así cuando notó que no estaba en su habitación y que su ropa se encontraba tirada en el suelo.
— ¿Qué?... — su confusión la llevó a moverse de la cama, intentando levantarse. Pero cuando sintió una mano apresando su cintura, sus ojos se pusieron en blanco.
Aponia lentamente giró su cabeza para ver quién era quien la estaba sujetando de la cintura, si se encontraba con alguien que no conocía, ya se estaba arrepintiendo de todo lo que había hecho. No fue así, el responsable de que estuviera en ese estado de pánico silencioso era Luther, quién seguía dormido como si nada, abrazado a su cuerpo, sin ropa al igual que ella. Sintió como toda la resaca y el azúcar se le bajó de un sólo tirón, sus ojos reflejaban miles de emociones, no podía ser cierto. Trató de no hacer ningún ruido, pero terminó moviéndose, lo que causó que el cuerpo del hombre la sintiera, y, por consiguiente, se despertara.
Luther tenía una cara tranquila, que cambió a una sonriente y satisfecha al ver que Aponia estaba despertando a su lado, no dudó en acercarse a ella, ignorando la expresión de pánico que tenía su compañera, tomándola de la mejilla y robándole un beso lento en los labios.
— Buenos días, querida — Saludó, sonriente, lleno de plenitud
— B-Buenos días... Luther — Contestó, aun sin recuperarse del shock.
Todos los gritos de pánico, lloriqueos y arrepentimientos los estaban reprimiendo dentro de su propia burbuja, pues ni siquiera era capaz de explotar teniendo a aquel hombre de frente. No sólo se había emborrachado y habría dicho estupideces al aire, sino que había tenido sexo con alguien había tenido su primera relación sexual, y no fue con cualquiera, fue con Luther.
Luther por su parte parecía que tenía la mente en blanco, viviendo en el presente, divirtiéndose con la expresión desconcertada que tenía la rubia.
— Veo que tienes el sueño pesado, eres muy diferente cuando bebes — Bromeó sobre la ebriedad anterior de Aponia, todavía sin soltarle la mejilla.
El chiste, aunque si distrajo su atención por pocos segundos, no fue efectivo para que bajara la ansiedad que estaba sintiendo, de hecho, la aumentó, las ganas de vomitar se le estaban presentando en la cabeza, su respiración se estaba cortando y sus ojos no dejaban de estar abiertos como si hubiera visto a un fantasma. Eso divirtió lo suficiente al castaño, riéndose en frente de su cara.
— Vamos, ¿puedes dejar de verme así? Parece que un fantasma se hubiera cruzado en tu cara —
— ¿Q-Qué pasó ayer? — Aponia preguntó directamente, lo que puso a Luther a pensar.
— Nada malo, tuvimos un buen momento y lo hiciste increíble — Contestó como si nada, acariciando su mejilla como si de un novio cariñoso se tratara.
Aponia trató de calmarse, tratando de dejar de lado su inocencia y la evidente ansiedad de que tenía, junto con los pensamientos intrusivos que le llegaban por haberse enterado de lo que había pasado, y que, a pesar de sentirse muy mal, el hombre frente a ella era lo contrario. Sabía que debía que controlarse, que necesitaba relajarse y afrontar esto como una adulta, a sus 19 años y con una resaca por en medio, sentía que debía de reprimirse.
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𝐌𝐲 𝐋𝐮𝐜𝐢𝐝 𝐕𝐢𝐫𝐠𝐢𝐧 | 𝘓𝘶𝘵𝘩𝘦𝘳'𝘴 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤
FanfictionPodía ser el hombre más recto, más devoto o incluso el más entregado a su Dios, llamado incluso un ángel del señor. ¿Pero que sería de él cuando se entere que el demonio no es nadie más que su propia piel? • Luther × Fem!Reader • Personajes de Capt...