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          Después de aquella interacción, las cosas volvieron a tranquilizarse los días siguientes. Ambos se hablaban, pero no llegaban realmente a nada, a veces llegaban salir a comer o a tomar un café, planes tranquilos que sólo lograban fortalecer la conexión que estaban formando, aun así, no pasaba nada. Aponia trataba de mantener su distancia con Luther, marcando firmemente su amistad con él, aunque no era de esperar que se le empezara a hacer muy difícil.

          Al principio, la mente del hombre estaba en paranoia porque se imaginaba que había hecho sentir incomoda a Aponia, y que, si ella se enteraba, probablemente ella se alejaría todavía aún más, a pesar de que se veía que ella disfrutaba su compañía. Todo indicaba que ella no era completamente capaz de distanciarse de él, que ya se estaba encariñando mucho, como él lo estaba de Aponia.

          Aponia intentó todo para seguir viviendo su vida sin tener que estar pensando en él, en hacerse ideas que sonaban tontas en su cabeza (las cuales, si eran reales, nunca se lo pudo haber imaginado), salía a conciertos o a fiestas con los pocos amigos que tenía de su vida escolar, a veces intentaba su suerte en el amor saliendo con personas, pero siempre terminaba sola. La maestra y la chica joven que era Aponia no se estaban llevando bien. Sus esperanzas seguían arriba, sin querer que se destruyeran, quizás sólo necesitaba tiempo.


          ¿Y cómo sabía todo eso? La seguía stalkeando por las redes sociales. Era interesante ver su vida a través de las redes sociales, no podía evitar buscar cada actualización que hacía, era como una obsesión insana que tenía, ver cada publicación que tenía, incluso las más viejas, ver cada comentario, con quien y a donde salía. Sentía que era una forma de estar más cerca de Aponia, de deshacerme de aquel sentimiento de soledad, también sacaba información de sus gustos, uno nunca sabe cuándo iba a necesitarlo, incrementaba las posibilidades de que me hiciera caso. Aunque, por alguna razón sentía que cada vez que me acercaba a ella o ella se acercaba a mí, más ojos se ponían sobre nosotros que se sentían como pistolas.


          Una de esas noches, su casa estaba demasiado callada y tranquila, Randal había salido con sus amigos, Satoru y Sebastian, seguramente se perdieron por el bosque, sus mascotas estaban dormidas, incluso él estaba tomando té en paz, tanta paz era demasiada extraña para él. Estaba a punto de hacer otra cosa, cuando su celular sonó, siendo que quien lo estaba buscando era Aponia, ¡Aponia lo estaba llamando! Sintió que el corazón se le había detenido y vuelto a la vida en un segundo, lo que hizo que reaccionara y corriera hacia donde estaba su celular, contestando la llamada.

— ¿Hola? ¿Hola? Luther, soy yo... Aponia... ¿Me escuchas? — La voz de Aponia sonaba extraña, como si estuviera distraída.

— Sí, estoy aquí. ¿Estás bien? — Su tono se convirtió en uno de preocupación, no escuchaba que Aponia se encontrara en sus 5 sentidos o estuviera tranquila.

— Seh, seh... muy bien, ehh... ¿Estás ocupado? — Sin duda algo tenía, se distraía demasiado, se reía por cualquier cosa, no entendía nada. — Um... quería decirte que si te gustaría ir a tomar algo. Ya sé que es tarde... ¿qué hora es?... No importa, si querías ir a tomar conmigo —

          Escuchar su risa de tonta y el ruido que tenía de fondo no ayudó a que su preocupación disminuyera, incluso se intensificó pues la rubia no sonaba bien, se comportaba de una manera muy peculiar, había cambiado totalmente. Sólo había una razón que podía pensar de la actitud que tenía la joven... estaba borracha. Se sintió enojado, incluso manipulado de que ella le estuviera pidiendo ir a beber como si fuera una excusa.

— ¿Quieres que vaya hacia allá, eso es lo que me estás pidiendo? ¿Estás borracha? —

— ¿Qué? No no, sólo estoy tomando, algo tranquilo — Mentira, claramente estaba pasada de copas. —Como sea, si quieres venir... estoy en el bar frente del Smile Dinner, así que... sí, eso, adiós —

𝐌𝐲 𝐋𝐮𝐜𝐢𝐝 𝐕𝐢𝐫𝐠𝐢𝐧 | 𝘓𝘶𝘵𝘩𝘦𝘳'𝘴 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora