𝐌𝐲 𝐋𝐮𝐜𝐢𝐝 𝐕𝐢𝐫𝐠𝐢𝐧 | 𝘓𝘶𝘵𝘩𝘦𝘳'𝘴 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤

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⚠️ Advertencia⚠️

Capítulo con contenido sexual explícito.

Todo el tiempo desde que ambos empezaron a interactuar, desde que Luther la comenzó a tratar y la tensión sexual entre ellos se sintió, se reflejó en la forma tan salvaje y primeriza en la que Aponia lo besó. Era un beso descontrolado e inexperto, pero tan estimulante qué el hombre no se contuvo en devolverle el beso con el mismo fervor.

          Envolvió sus brazos sobre el cuerpo de la menor, jalándola hacia él para aferrarla a su cuerpo y pudiera acariciar su piel, dejando que la intensidad de los besos entre ambos y la proximidad de sus torsos aumentara. Aponia se encontraba en la posición perfecta, haciendo, casi, lo que él quería que hiciera, sus fantasías estaban a punto de cumplirse, todo lo que había soñado se volvía realidad. Ya tenía asegurado que la rubia sentía la misma atracción física y sexual por él, dominar su corazón no sería difícil.

          Los descarados besos escalaron a indecentes caricias entre ellos, como presas cayendo en sus deseos carnales

          Ahora Aponia se encontraba debajo de Luther, siendo desnudada por él, sujetándola y besándola como si se fuera a morir en el momento en el que la soltara, explorando con sus manos cada centímetro de su cuerpo con deseo. Su cuerpo era increíble, él no podía esperar a hacerle todo lo que en su mente se le cruzara. Las finas manos de la fémina apenas podían armonizar con la forma tan brusca y fuerte en la que Luther la tocaba.

          La rubia estaba concentrada en quitarle la ropa a Luther sin romperla, tocando su abdomen, acariciando su entrepierna despierta con su rodilla para excitarlo, despertando la lujuria de su ser.

— Ow~ Luther... — Gimió en respuesta a los besos del hombre.

— ... Dios... —

          No podía controlar la forma en la que gemía por los toques de la chica, ya fuera por sus manos o por su rodilla. Estaba haciendo todo para encenderlo, amaba ver la forma en la que tomaba acción por sí misma, se veía tan delicada a pesar de que sus acciones demostraban lo contrario, siendo salvajes e inexpertas. Luther se estaba volviendo cada vez más necesitado por cada movimiento que su chica lograba, no se creía lo bien que se sentía, y aunque sólo estuvieran manoseando el cuerpo del contrario, lograba estar cada vez más desesperado por tener contacto íntimo.

          Aponia no quería que parara, quería que lo hiciera, que no fuera delicado, que lo hiciera de forma sucia, incidente, agresivo, que él pudiera hacerla sentir el máximo placer que pudiera alcanzar, ella no quería estar jugando, quería a Luther.

— Hazme tuya... por favor hazlo, yo te necesito, Luther... Te quiero a ti — Rogó con su mirada pegada a su rostro masculino, incluso en ese momento de vulnerabilidad en donde su mente estaba bajo efectos del alcohol, ella estaba demostrándole que sí lo quería.

          Todo esto, bajo la visión de Luther, era real, no eran balbuceos que no tenían validez, para él era el consentimiento y el deseo absoluto de que la menor quería que la tomara, ahí y ahora, en ese estado.

— También te quiero a ti... No seré delicado, te voy a hacer mía hasta que no puedas pensar —

— Quiero... quiero que me hagas adicta a ti... quiero que me hagas... el amor —

          Escuchar las palabras salir de su boca le provocó escalofríos. Este era el momento que había estado esperando todo este tiempo. Él la iba a tomar con sus deseos y darle lo que ella le pedía.