Miré los mimos que Seungcheol y Jeonghan se hacían y me sentí mal, sin hablar del ya tan lastimado bombeador de sangre bajo mi pecho.
Jisoo me codeó y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambos nos lastimaba. Lo tomé de la muñeca y le dirigí hasta mi habitación. Cuando cerré la puerta entonces supe que la atención de ambos estaba en nosotros. Lo último que quería era que Jeonghan y Seungcheol pensaran mal acerca de mí y de Jisoo, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa.
Jisoo se sentó en mi cama y yo me quedé recargado a la puerta. Ambos nos miramos por un largo instante, como si nos comunicáramos con los ojos. Hasta que rompió el silencio.
—Me imagino que te divertiste mucho— dijo.
—Como nunca— admití y me retiré de la puerta para sentarme a su lado—. ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Jeonghan?
Sonrió.
—Bueno, al no encontrarlos a ustedes aquí, me llamó a mí, y sabes que no desaprovecharía alguna oportunidad para estar con él y tampoco iba a dejarlo solo— confesó.
Me tumbé sobre la cama suspirando.
—¿Te confieso algo?— musité.
Jisoo se giró sobre su asiento y me miró desde arriba.
—Dime.
—Amo a tu hermano— susurré como si ellos pudieran oírme.
Jisoo rió.
—Cuánto lo siento— me palmeó la pierna cerca de la rodilla.
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Conforme pasaban los días, la culpa no desaparecía, sino que, por el contrario, iba aumentando.
Caminé por las calles que ya conocía para llegar hasta el estudio de fotografía de los Jeon, donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y apoyarme.
Aunque esta vez hablar con Wonwoo no sería tan sencillo ya que Mingyu me acompañaba. Se ofreció enseguida de que me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía para acá.
Le miré.
—¿Lo invitarás a salir?— pregunté.
—¿Crees que diga que sí?— dijo nervioso.
—Por supuesto que sí— reí.
—¿Crees que le guste?— preguntó.
—Eso... averígualo hoy— dije.
Cuando llegamos Mingyu se plantó detrás de mí, como un niño totalmente tímido pero los ojos avellana de Wonwoo chispearon al verle. Me hice a un lado para no obstruir su vista y la sonrisa entre ambos decía más que mil palabras.
—Oh, Jihoon, hola. ¿Nuevas fotos?
Le sonreí dándolo por hecho.
Les di la oportunidad a Wonwoo y a Mingyu de hablar y esperaba a que Mingyu realmente lo invitara a salir, mientras que yo me encontraba revelando las fotografías. Cuando hube terminado, las puse en una pila y las miré una por una.
Eran como veinte fotografías, y la mayoría tenían una cosa en común. El rostro hermoso de Seungcheol. Se me había vuelto como una obsesión retratarle, era como para guardar el recuerdo o al menos tener una prueba de que los momentos a su lado habían sido reales.
Miré la hora en la pantalla de mi móvil, era las seis con treinta y cinco minutos. Tenía dos opciones a elegir, una era quedarme con Wonwoo y Mingyu y así no alimentar a este sentimiento con la compañía de Seungcheol; la otra era apresurar el paso para alcanzar a llegar al departamento y encontrarle, porque ese sentimiento quería ser alimentado.
La figura delicada de Wonwoo entró al pequeño cuarto de revelado y me hizo pegar un brinco.
—¡Mingyu me invitó a salir!— me dijo entusiasmado.
—¿En serio? Genial, ¿Para cuándo?— pregunté.
—Para hoy— sonrió—. En cuanto cierre nos iremos.
—Oh— entonces ya no tenía opción que escoger—. Genial.
—¿Hablaremos otro día?— preguntó lamentándose por no poder hacerlo hoy.
—Seguro. Hay mucho que tienes que saber, pero sirve que así me cuentas tú también— insinué.
—Gracias— la bonita sonrisa de niño se expandió por su rostro.
Recogí mis cosas y guardé las fotografías en un sobre amarillo como el que había utilizado la primera vez; me despedí de Wonwoo y Mingyu y salí apresurando el paso para llegar al departamento.
Cuando por fin logré visualizar el edificio, me percaté de la Hybrid negra que se estacionaba delante de él. El corazón me latió pesado.
Aún no eran las siete, ¿Por qué Seungcheol había llegado ya? Mi móvil sonó en el bolsillo de mi chaqueta y con la mano libre lo tomé y contesté la llamada sin siquiera ver quien era.
—¿Hola?
—Jihoon, ¿Dónde estás?— la voz del otro lado me dejó el corazón pasmado para luego hacerlo latir tan fuerte de una manera errática.
—Voy llegando al departamento, ¿Por qué? ¿Ya estás allí?— logré articular.
—Sí, date prisa, tengo algo que mostrarte— me dijo y luego me colgó.
¿Algo que mostrarme? ¿A mí?
Hice que mis pies casi corrieran aun cuando me faltaran menos de quince metros para llegar a la puerta del edificio. Entonces pude darme cuenta del poder que tenía Seungcheol sobre mí. Si me decía ven, yo iba.
Me adentré al edificio y subí los escalones alfombrados de dos en dos para llegar más rápido, el ascensor estaba vacío pero las escaleras me parecían un camino más dinámico.
Cuando logré llegar hasta el tercer piso y las pisadas de mis pies en la alfombra resonaron en el pasillo, vi a Seungcheol recargado en la pared. Las manos las tenía en el bolsillo de su pantalón y una sonrisa flamante adornaba su rostro.
—Hola— dije medio agotado por el ejercicio.
—Hola— musitó alegre.
Me acerqué para abrir la puerta y luego él me siguió cuando la había abierto por completo.
Estaba curioso, y no sólo yo, si no la fierecilla también. Dejé el sobre amarillo encima del pretil y las llaves sobre éste. Luego me giré a Seungcheol, tratando de parecer lo más relajado posible.
—¿Y... qué querías mostrarme?— pregunté.
—Esto— sacó de su bolsillo trasero un papel doblado en cuatro partes y me lo pasó.
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Nota ☆。
Holaaa ^^ ya que ayer no pude subir capitulo, la actualización se extenderá hasta el sabado.
Esta semana es semana de mini maratones!!
Disfrútenlo mucho, cada vez nos acercamos un poco más al final (◍•ᴗ•◍)
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𝗠𝗮𝗻𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗽𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗱𝗼 𓂅 𝘫𝘪𝘤𝘩𝘦𝘰𝘭
RomanceFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y...