El ateísmo es algo bastante fácil de encontrar en las generaciones actuales. Pero gracias a sus padres, Terry Ander'ns y Eleonora Mariana Aguss Ple'ylters encontrar dentro de si la fe devota, jamas fue un problema.
Y es que mientras otros niños solo iban de forma ocasional a la iglesia, las familias Ander'ns y Ple'ylters se encaminaban casi tomados de la mano para ir juntos a predicar. Con los ojos casi vendados, tomados por los hombros y sintiéndose ciegamente bendecidos por la gracia del señor. Por otro lado, él pequeño « hermanastro » de la hermosa niña que en el futuro se convertiría en hija del señor, se sentía algo perdido entre todo aquello. Podría decirse que casi tan perdido como se sentía la pequeña Karla. Quien en la casa en la que antes era conocida como Arthur Frederik sentía que los días transcurrían con una diferencia bastante notable.
Puesto que mientras familias como las Fle'ylters eran buenas tratando de aproximar la « perfección » de los Ander'ns. La familia Frederik al igual que la mayoría de familias, detrás de sus puertas era « distinta » por hací decirlo. Aquella familia llena de pelinegros apenas asistían de forma ocasional a la iglesia y cuando lo hacían, se hacían pasar por una de las mejores. Todos se veían obligados a sonreír frente a el altar, demostraban amor, comprensión y algo que Karla realmente al final del día ya no lograba entender.
Para este punto, no era una sorpresa saber que a Arthur no le era difícil eso de fingir. Por que aunque aún siendo él no podía faltar una noche en la que no orará de rodillas hasta ser vencida por el sueño. No podía faltar día alguno en el que no sintiera la incesante necesidad de querer finalmente redimirse para con su « dios » No había día en el que no faltaran sus ganas de sentirse satisfecha. Por que estaba segura de que no era su culpa, de que su « dios » sencillamente se había equivocado con ella, de que algún día él se apiadara de su error y vendría a rescatarle. Pero, eso no paso. Los días pasaron y se convirtieron en años de espera. Espera que era conocida por sus padres; aquellos señores de ropas falsamente elegantes y devoción a su fe le habían hecho entender desde muy temprano que, si su « dios » se había equivocado, ya no había nada que hacer. Para ellos, ella no era nada más que una escoria. Un animal sucio de la calle que debían mantener a su lado por mera conveniencia social.
Por que bueno, en karla siempre quedaría una pequeña parte de Arthur, aunque solo fuera en el exterior. Y es que, aunque ya sonara patético, a sus dieciséis años, aun con su banal esperanza de que algún día podría ser recompensada luego de tanto dolor. Tenía la fuerte idea de que, a este punto jamas seria libre, por que ya había dejado de creer en cuentos de hadas. Podría decirse que... Se había rendido.
Y es que, se sentía tan estúpida por no haberlo visto antes. El mundo no es un cuento en donde todo al final sale bien, la vida sigue a pesar de haberse equivocado, jamas se disculparía contigo por golpearte. En realidad debías ser tu quien se disculpara con el resto. Debías ser tú quien debía callar a la espera de nada.
¿Y todo por qué? ¿ Para quien era todo aquel espectáculo de falsa felicidad? ¿A quien iba dirigida tanta falsedad? ¿Por que seguir esforzándose en ser aceptado? ¿Acaso no eran ellos quienes debían cambiar? Todas estás cosas le cansaban. Le estaba cansando el hecho de que, cualquier cosa que hiciera fuera imperfecta. ¿Que acaso no están hechos todos del mismo material? Era mas que doloroso ver los ojos de sus padres observarle de aquella forma. Como si ser quien era, como si sentirse impropia en aquella piel que de verdad no le pertenecía, fuera malo. Como si sus sentimientos o su existencia propia fuera el problema. Ha este punto, no podía evitar pensar en lo correcto que era el hecho de que esa descripción de si misma le llegara a afectar. Por que... tal vez de verdad eso que decía el mundo sobre las personas como ella era cierto.
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Para ser alguien más.
Mystery / ThrillerTodos cometemos pecados. El de Guss curiosamente había sido entregarlo todo por mera avaricia. Para muchos todo se definía en un asesinato cruel y despiadado, en el arrebato de la vida a un inocente. Por el contrario él solo había dejado en liberta...