9 : Sin derecho a el perdón.

21 6 4
                                    

La trágica y fantasiosa historia de la muerte era mucho más conocida que cualquiera, para Jacnik realmente era la única teóricamente más creíble que la mayoría. Aunque sonara cruel, amaba con todas sus fuerzas el drama que formaba todo el pueblo por una muerte casual en una iglesia. ¿Por que, era algo normal no? ¿Acaso no era algo de todos los días? No es que se burlara pero, vamos solo era una persona más. O al menos hací lo era para él. Quien en medio de su habitación, tendido a más no poder sobre las caras sábanas que cubrían su cama, se encontraba esperando paciente la llegada de su visita. Visita a la cual realmente no había invitado, pero sabría llegarían a tocar su puerta como cachorros asustadizos en cuanto tuvieran la oportunidad de venir a sonsacar su existencia.

Era por ello que no perdía su tiempo en lecturas a las que, por la emoción, no podría prestar verdadera atención; gracias a la misma se encontrara recostado a la espera de los mismos sin decidirse en hacer algo más.

A quienes esperaba no eran otros que Daniell's y Gabriel Obverl, mismos con los cuales días anteriores había pautado un trato. Trato que para su gracia había sido deliciosamente acordado en su fiesta la semana anterior. Y es que, luego del pequeño atentado hacia Gabriel por parte de sus gemelas, ambos Obverl habían sido llevados a un lugar más privado para tener una conversación más civilizada entre ambos. Y bueno, podría decirse que luego de su encuentro aquel día, las cosas terminaron muy bien nada él. Le gustaba usar diferentes modelos de poder, para reflexionar con respecto a todo. Aquellos hermanos eran casi perfectos para eclosionar su plan.

Mientras se decidía entre ir a la cocina en busca de comida o tan solo llamar a la servidumbre, el timbre de la casa resonó por el lugar. Luego, casi con orgullo al ser consciente de que realmente no se equivocó, se encamino hacia la entrada haciendo señales para indicar que él sería quien recibiría a sus invitados esta vez. 

Felizmente las puertas de la casa Fleur fueron abiertas, recibiendo a aquellos hermanos que se encontraban esperando impacientes desde el exterior. El dueño de la casa asiéndose aún lado e indicándose en una reverencia burlona, les dejo entrar. Una vez lejos de las miradas curiosas de afuera, ambos Obverl dejaron aún costado su falsa tranquilidad e apatía, y se dirigieron directo a su objetivo: Jacnik De La Fleur. Era obvio que tenían una conversación pendiente, por mucho que los dos rubios lo quisieran postergar, ya era momento de tenerla. Luego de un rato de casi absoluto silencio en dónde el chico Fleur se encargaba de alejar a la servidumbre de la zona, para mayor privacidad. Finalmente los tres tomaron asiento, cada uno a distancias considerables entre sí.

Las manos del menor de aquellos se encargaba de juguetear con los aretes que adornaban su piel, mientras los rizos casi hechos de oro del otro Obverl caían desordenados al igual que su autocontrol. En aquel momento ambas entidades brincaban de nervios a la espera de una respuesta sensata por parte del Fleur.

Ambos chicos conocían a el pie de la letra lo que ocurriría gracias a el plan. La cosa era que no estaban realmente seguros de que Jacnik aún estuviera en la misma página. Por que, claramente para Daniell's la muerte de Karla era un problema. Y es que según el plan eso no debía pasar hasta semanas, meses o quizá años después.

Tener a Karla Saw fuera del juego era como perder dos peones con relevante proximidad a la victoria. Perder a Karla significaba perder a Eleonora y eso querría decir que tal vez abría algo más grande para ganar en aquel juego, y que realmente Jacnik no había tenido la decencia de  contarles. Aún así las razones de la visita eran otras. Claro debían preguntarle pero, eso sería luego, habían cosas más importantes de las que conversar en aquel momento.

— Aún esta vivo. Gracias a esto el negocio a tenido bajas de importancia considerable. — Comenzó el menor de los Obverl mientras encendía un cigarrillo que colgaba sobre sus labios.

Por otro lado gracias a su comentario, él Fleur gruño de buen humor. De igual forma, sacando de su chaqueta una paleta, cruzándose de piernas e observándole divertido se tomo su tiempo para responder. Complacido por la molestia de Daniell's ante su silencio, dejo aún lado su paleta y respondió:

— Jamás dije que estaba cien por ciento muerto. Aún así entiendo tu punto, pero eso no importa ahora. Quisiera saber...  ¿Que hacías con Calet Ple'ylters, Gabriel? — Un gruñido retumbo en medio de ambos. El rostro ya rojizo del uno de sus invitados se acerco peligrosamente a la cara de Jacnik.

Contrario a lo que debería, los dos restantes sonreían complacidos por la actitud de Daniell's Obverl estaba teniendo. Doblando su cabeza hacía abajo los objetivos del Fleur se dieron por hechos. Los labios de Daniell's y los suyos se juntaron con lentitud. Ambos dejándose llevar por algo que al momento pudo reconocerse como deseo se dejaron hacer por el otro, ignorantes de la presencia que les había facilitado todo.

Aún así, furtivamente la carcajada de Gabriel les retuvo devolviéndoles de golpe a la realidad. Él menor de aquel trío se encontraba tendido cómodamente sobre el sofá, sosteniendo vagamente su cajetilla de cigarros, mientras les observaba entre asqueado y divertido. De igual forma, Janick conservaba orgulloso las marcas de sus labios mientras al igual que el menor,  sonriendo con éxtasis a sabiendas de lo que seguirá: el castigó.

¿Nos vamos ya hermanito? Digo, ya es hora de confesarse ¿Nos quieres acompañar Janick? — Burló.

A pesar de su tono cargado de cinismo, Daniell's arrebato de las manos de su hermano la cajetilla de cigarros e sin despedirse rápidamente salió de la casa Fleur. Segundos después el sonido de un auto les altero de su ida, los dos restantes sonrieron con gracia. Cómplices de algo que solo ellos y Daniell's sabrían, se acercaron un poco más y rompieron en risas escandalosas muy descoordinadas a su porte. Y es que, ambos ya tenían algo bastante claro, Terry seguramente ya vendría en camino dispuesto a matarles.

Sinceramente sería un lindo fin de semana para ambos. Después de todo, los tres eran culpables de muchas cosas. Ta les cosas solo se encargaban de complacerles muy poco por mucho que lo intentarán, para su suerte, Terry Ander'ns era impredecible. Gracias a el cielo, él chico solo era un asesino.

Tan asesino como lo era Guss Tom'ynson quien lejos de la iglesia, Terry y hasta la muchedumbre del pueblo, se encontraba recogiendo flores doradas sobre la lejanía de una montaña a lo lejos. Sencillamente por que, ya no tendría más razones que aquella para desear tener más tiempo libre. Por que bueno, Karla ya no estaría disponible para pasar el rato, ya no le esperaban charlas ridículamente largas sobre cualquier cosa, ni mucho menos le esperaría su amiga. Lo único bueno de aquello, ahora si podría darse el tiempo de conseguirle flores.

No podía presentarse a el cementerio puesto que ella todavía no se encontraba allí, y por que, aunque estuviera no se le permitiría entrar. Sonora grosero o no hasta cuando solo estaría dentro de su cabeza, el señor Ander'ns era un maldito hijo de puta cuando se lo proponía. Ya ni siquiera tenía permitido ir solo a el supermercado, era estúpido, pero lo era más no tener el permiso para visitar a su amiga cuando se lo debía. No era un ser sin sentimientos, se sentía fatal por la muerte de alguien considerada familia, y estaba cien por ciento seguro, de que este sería un fin de semana de mierda sin importar lo que ocurriera.

 No era un ser sin sentimientos, se sentía fatal por la muerte de alguien considerada familia, y estaba cien por ciento seguro, de que este sería un fin de semana de mierda sin importar lo que ocurriera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Para ser alguien más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora