7 : Por la familia.

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La mayoría de acontecimientos importantes ocurridos en su tiempo de vida bajo el criterio de su familia, iban solo ligados a algo ocurrido con su religión. Para ellos no existían ni sus hobbies, ni sus sueños, ni nada que realmente no se tratara de lo que ellos creyeran, era lo correcto. El chico llegaba a creer que aveces tenían tan metida en la mente aquello, que hasta olvidaban que no se trataba de una máquina encargada de complacerles, si no de su hijo. Era tanto así que hasta lograba llegar a hartarse por no encontrar algo de simpatía en aquellos momentos que realmente para su persona eran importantes. Y todo gracias a su « dios ». Como llegaba a desagradar le tanto.

A pesar de que su familia le había enseñado todo con respectó a la religión, lo que representaba, lo que era bueno y malo dentro de esta, realmente no lograba entender. No sentía recelo, odio u algo más que no fuera incomodidad, al presenciar desde pequeño, como sus padres dejaban de ser suyos y su existencia se definía gracias a logros que realmente no le hacían feliz si no lograban llamar la atención de sus papás. Hubo un tiempo en donde la ira le domino, luego vino un etapa de larga negación para luego dejarle solo el claro pensamiento de que, si alguien era tan tonto como lo era su familia, atreviéndose a creer en aquello, no merecían ni la más mínima de sus atenciones. Era por ello que, ya había dejado atrás esos tiempos en los que soñaba despierto y se dedicaba a complacer a cualquiera por obtener algo que jamás encontraría en sus padres.

Y es que, le sentaba tan mal presenciar tanta estupidez, que sencillamente evitaba con todas sus fuerzas cruzarse con alguien así. Con alguien tan parecido a sus padres, odiaba a toda costa volver sentir nuevamente aquel vacío agonizante, gritar de dolor, cada que su mente le hacía recordar momentos de su niñez que ya prefería olvidar. Eran tantas cosas que aveces hasta se convencía de que estar solo era mejor, era por ello que evitaba el contacto. No quería encontrar a alguien que luego simplemente le infravalorara al no ser lo suficientemente bueno para ella. Era por esto y otras muchas razones, por las que no tenía una muy buena relación con su hermano mayor. Podrían cruzar palabra cuántas veces el destino quisiera, pero jamás acabaría el rencor de Gabriel hacía aquel ser humano que se había dedicado a arrebatarle el aire a penas tubo la oportunidad.

Aquel niño, a pesar de no reconocer muy bien el significado de lo que era odiar, sentía por mil. A día de hoy siendo casi un hombre, con miles de probabilidades para su futuro, teniendo mil y un opciones en las cuáles gastar su tiempo, se tomó el tiempo para divertirse un poco muy a su forma. No era algo de gente muy madura, pero para él no existían tales reprimendas u etiquetas para lo que hizo. Por que sí, tenía una preciosa adicción por joder a su familia, misma que incluía a Daniell's Obverl.

Así pues, el tan esperado día de la fiesta mientras Daniell's se encontraba refunfuñando por todos lados, mientras en su casa reinaba el más iracundos de los silencios, Gabriel Obverl bailaba junto a una jovencita tranquilamente con un vaso de tequila  en su mano y una sonrisa vacilante. Y es que, a pesar de que música urbana se escuchaba a volumen torrencial bajo la lógica de Gabriel la noche era fríamente cálida, silenciosa y tranquila como para dejarse amargar por el resonar de unos altavoces.

En la fiesta realizada en la casi mansión del chico Fleur se encontraban entidades tan curiosas que hasta el más distraído podría llegar a notar por sobre el resto. Y es que, en medio de aquellos cuerpos sudorosos, las botellas de licor y hasta la música subida a el tope, la presencia de Terry Ander'ns junto a Guss Tom'ynson era de lo más notable. Ambos vestidos tan fuera de ambiente, con sus ropas finas, trajes negros de corbatas y accesorios caros, eran algo parecido a la atracción principal. O hací lo parecía bajo el punto de vista de Fleur. Mismo que desde arriba, postrado en el barandal de su tercer piso llevaba toda la noche con la mirada puesta sobre Guss.

Por otro lado, la verdadera estrella principal no era otra más que Karla Saw. Misma que se mantenía brincando junto a el resto, ella ignorando a el resto del mundo, a los pares de ojos que podrían estar observandole, reía feliz, cantaba casi con el corazón sobre la garganta a la par de las letras, su voz resaltaba en medio del resto. Vestida con un vestido corto hasta los muslos, con el cabello revuelto en un moño y el maquillaje corrido, Terry se daba la libertad de admirar la vida y belleza natural que tenía frente sus ojos. Por que, aunque no pudiera darse el lujo de admitir aquello en voz alta, Karla estaba siendo más humana y perfecta que cualquier mujer que en aquel momento se pudiera encontrar. Para él, Karla era hermosa sin necesidad.

Era curioso, a pesar de no ser tan notable, lágrimas oscuras e amargas por las sombras de su maquillaje caían fúnebres sobre las mejillas de la chica. Lágrimas que bajo las luces neón aparentaban ser pequeñas estrellas, pequeñas luces que salían con potencia bajo sus orbes. Eso le hizo perder su sonrisa, aún así, a pesar de dejar de reír y observar llena de incertidumbre sus manos, para Terry, ella no dejaba de estar con vida.

Por otro lado, ya en medio de la pista se encontraba Gabriel Obverl, ya bastante aburrido por la falta de actividad. Se mantenía a el margen teniendo casi bajo sus costosas suelas a dos lindas mujeres para nada comparables con lo que se consideraría común. Estas eran gemelas, ambas pelinegras de orbes multicolor, o al menos lo eran gracias a las luces parpadeantes del lugar, contaban con curvas admirables, labios rosas y miradas que sinceramente dejarían a cualquier ser humano común sin aliento. Lamentablemente para estas, la atención del extranjero estaba en una persona mucho más... Llamativa por hací decirlo.

Desde arriba postrado a un lado del Fleur él Obverl de cabellos oscuros se encontraba compartiendo una batalla silenciosa con su hermano menor. Ambos casi matándose entre sí. Ignorando esto Gabriel se detuvo a analizar le por un segundo, con los hombros ocupados por los brazos del Fleur, una de sus manos ocupadas con una fina copa de vino y el rostro alzado con altivez, se encontraba su único objetivo: Daniell's Obverl. El chico, desde abajo sonrió agraciado.

Al parecer, a su hermano no le había agradado el hecho de que mantuviera una conversación con la pequeña presa que se tenía entre las garras, el día anterior. Lastima que tenía millones por dar con el chico, en su lista de pendientes.

— Idiota...— Antes de que pudiera reaccionar, su vista se nublo. Desde abajo pudo observar como una de las gemelas con las que bailaba, sostenía con gracia sus hombros. 


 

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