Al otro lado, lejos de los encuentros furtivos de aquéllos otros dos chicos se encontraba Terry. Peor o en menor causa igual de cansado que aquellos otros dos adolescentes escondidos entre puntos oscuros. Al igual que ellos, el chico de corbata vino tinto y chaleco negro, caminaba perdidamente entre los pasillos menos concurridos dandose paso a la desolada biblioteca de aquella escuela.
El polvo, la falta de luz y el tenue olor a humedad frenaron sus desganados suspiros y le hicieron frenar un poco sobre si mismo para cuestionarse internamente en medio de aquella oscurecida sala llena de libros y muebles caros el porque de su sentir. Le preocupaba internamente si lo que haría desde ahora sería del todo correcto. Y aun así, esperándolo o no, a paso desconfiado finalmente tomo asiento en uno de aquellos tantos muebles, dejandole una vista justa de las personas atraves de la ventana. Podía ver fácilmente parte de las salas de arte, el patio y hasta con perspicacia como cada tanto pasaban ciertas personas cerca del llamativo árbol de cerezo a mitad del patio.
Se sentía fuera de si mismo, recordaba las palabras de sus padres como fuertes cuerdas que impedian a las palabras saltar por su tráquea. No quería hablar, aun asi necesitaba hacerlo. No se sentía solo del todo, más no estaba bien. Sabía que un par de ojos le seguían curiosos de cerca. Solo se permitia suspirar e admirar los destellos de luz que el cielo azulado y el bullicio exterior le permitía sentir. Le gustaba eso, guardar silencio por un rato y solo observar desentendido. Le gustaba ser ciego ante la gente, guardar palabras, resguardar sonrisas e ignorar miradas. Le hacía sentir libre por un momento, y aún así, atado de pies a cabeza.
— Creo que voy a morirme. Mi pecho grita, mis dedos sudan, las palabras no me salen. — Entre corto tembloroso, aun observando por la ventanilla azulada— Temo no poder encontrarme, e sellado mi garganta, lo que siento de mi mente no sale. Tengo miedo de encontrar la verdad en mentiras sabías, no quiero ver que moriré y me sobraran andanzas. Estoy asustado de tener que vivir Ian. — Suspiro.
Silenciosos pasos tomaron fuerza por la sala, el mueble a su lado rechino funebre, e una cabellera roja le acompaño a la persona que recelosa le observaba de frente. Ian Parker le acompañaba con costo cuidado. Sus manos temblaban tras las anchas mangas de su sueter oscuro, mientras su mente rebuscaba las palabras correctas para contestarle de la mejor forma. Por muy tonto que pareciera, no le apetecía ser grosera. No era momento para andar con bromas, no cuando ambos sabían que todo pendía de un fino hilo y muy poca cordura.
— Se que quieres a Guss. Un pasado les une Ty, aun así sabes bien que las palabras son pocas. Las acciones mueren con el tiempo y que, hagas lo que hagas es muy poco probable que esto termine bien. — Rio con gracia por un segundo ante lo tonto de sus palabras para luego solo decir. — Amar es algo bueno sí. Pero sabes mejor que yo que no puedes retener a nadie contra su voluntad, menos cuando el objetivo principal de esa persona es ser libre. Tu y yo tampoco podemos ser como ellos. ¿Eres feliz así? No se nada sobre amar, tener miedo o si quiera sentir que las palabras se atoran en tu mente Terry. Pero se que, si quieres tenerlo, debes dejarlo.
El chico solo sonrió agriamente en silencio. Volteando nuevamente los ojos hacía fuera, tronando sus dedos y subiendo suavemente sus lentes de pastas sobre el puente de su nariz se permitio dejarse ir por al menos un segundo a manos del enemigo. Frías gotas saladas fragilmente surcaron sus mejillas pálidas.
— Aún así estoy seguro de que voy a morir Ian. — Susurro culpable.
La pelirroja solo negó risueña. Tal vez solo era su debil deber de ser humano tomando el mando sonre sus desiciones, pero en menos de un segundo ya tenía a aquel chico mayor sobre sus brazos. El consuelo era plano, tan superficial como las pecas o el rojo de sus labios, aun así, al igual que Terry, aquella chica también se permitio ser ella por un seungo más. Ambos sentados observando desde lejos como la vida continuaba con ellos aun lado por sobre el tiempo. Era cansado, las palabras de ambos vacías, más el dolor en sus ojos, los moretones en sus brazos, el miedo en su ser, era todo lo que necesitaban ambos para sentarse cómodamente a leer por un buen rato mientras la siguiente clase se aproximara.
El chico no quiso preguntar el porque de su presencia en aquel lugar. Suposo que debían mantenerlo vigilado desde hace bastante, aun así menos puedo importarle una vez empezado su tiempo juntos en la oscura biblioteca del segundo piso, muy lejos del resto de chicos. Muy lejos de Guss y Janick Fleur. No podría obligarse a no pensar que aquello era culpa suya, mas debía evitar pensar directamente en como el destino se encargaba de hacerles daños a ambos aunque ni siquiera estuvieran juntos.
Lamentablemente, el mundo no era perfecto, del otro lado sentado sobre el suelo escondido de la vista de los de adentro gracias a las oscuras cortinas de gruesa tela negra, se encontraba el menor de los Obverl sonriendo con claro desagrado. No todo era parte del plan, parecía que con cada minuto que pasaba las piezas se volvían cada vez más y más humanas. Aquello resultaba ser un divertido problema que estaría encargado de solucionar de no ser por ella.
Gruñendo para sus adentros silencioso procedió a apagar con fuerza la cerrilla de su cigarrillo encendido, seguidamente se puso de pie. E hací como llego a el balcón de la biblioteca abandonada en el segundo piso, como una brecha de aire fácilmente se lanzó hasta caer dentro de otro salon atraves de las dos ventanas abiertas de par en par que le permitian el paso. Estaba despierto en ira. Necesitaba buscar otra manera de soltar todo lo que se estaba reteniendo o cuando llegara el momento estaría en serios problemas. No saber a exactitud donde se encontraba su hermano mayor seguramente sería uno de ellos. Tendría que empezar a buscarlo.
ESTÁS LEYENDO
Para ser alguien más.
Mystery / ThrillerTodos cometemos pecados. El de Guss curiosamente había sido entregarlo todo por mera avaricia. Para muchos todo se definía en un asesinato cruel y despiadado, en el arrebato de la vida a un inocente. Por el contrario él solo había dejado en liberta...