8 : Sacrilegio.

16 6 5
                                    

Nuevamente era domingo. El día apartado para honrar a el señor. Terry Ander'ns y sus seguidores de la iglesia se encontraban justo detrás del postrado en el que se impartían la palabra. Todos iban con vestimentas fúnebres y caras largar. A pesar de contar con una apariencia preciosa, sus caras largas y zanjados hostiles mientras sostenían ágilmente un libro negro en sus manos demostraba con fuerza impropia aquel dicho que aseguraba « las apariencias engañan » Valla que ciertamente aquel dicho parecía tener toda la razón, por que en medio de todos ellos se encontraba un diablillo disfrazado de ángel. No había realmente demasiado que especificar sobre eso, pero mientras todos discutían en un idioma para nada comparable a el español Terry y Guss junto a Daniell's conversaban en tono mucho más bajo y « apropiado » para el altar en donde se encontraba su señor.

Todos discutían sobre un tema general: ¿Había sido una muerte causada o un suicidio? Sí, aquella mañana en el patio trasero de la iglesia un cuerpo había sido hallado sobre el gran crucifijo de metal.

Él cuerpo no correspondía a ningún miembro de la iglesia, por ello aquel hecho tenía hasta a los más altos con los pelos de punta. Incluso a el pastor, quien se mantenía de brazos cruzados y mirada apacible un poco más alejado del resto junto a la policía. Misma que había sido llamada cinco horas más tarde de aquel encuentro furtivo con el cuerpo. Todo por temas tan aburridos y comunes de la iglesia para con un muerto, como lo eran las oraciones a el cuerpo y la limpieza del alma. Esto según palabras explícitas del Pastor Ander'ns.

Que según él la persona que había encontrado el cuerpo no era otra más que la hermana Eleonora Mariana Aguss Ple'ylters . Quien casi a las tres de la madrugada luego de su rezó diario en la vigilia organizada por la iglesia cada tercer domingo del mes, se había dirigido a su habitación cuando justo en el camino se encontró con el cuerpo ensangrentado anclado sobre la cruz de la fuente, justo en el patio detrás de la sinagoga en donde el día anterior Terry Ander'ns y Guss Tom'ynson se habían quedado orando de ayer para hoy.

Sobre el cuerpo, este se encontraba tendido contra una camilla otorgada por la policía. Las manos sobresalían de las sabanas dejando pequeñas gotas de sangre sobre el suelo. Una pequeña cinta roja con un crucifijo sobre salía de su meñique, cosa que había captado por completo la atención de Guss desde la mañana. Al ser un ex « criminal » podría decirse que, el sabía de ese tipo de cosas. Mismas cosas que le hacían un sospechoso para nada descartable ante la escena del crimen. Contrario a sus especulaciones del perdón, la mayoría de los miembros de aquella « casona » de importancia bíblica le observaban recelosos a lo lejos. Aunque, la mayoría se encargaba de recalcar su disgusto ante su presencia en la casa de su señor luego de aquella tragedia que aún se mantiene vigente. Puesto que, aun que para el chico Obverl las cosas iban muy normal dentro de lo que cabe, para el resto de los miembros su presencia y aquella alma en pena eran algo de importancia discutible.

Tan discutible como lo era el drama y la inseguridad de las personas afuera. Quienes aprovechando la tragedia y el hecho de que, aquella persona fallecida era un estudiante a los demás estudiantes se les había otorgado una semana entera para luto. Una semana entera para pasear, vagabundear y en general tomar unas buenas vacaciones luego de tantas asignaturas y horas de trabajo. O al menos así era para Jacnik Alessandro de la Fleur quien agradecía de una forma casi retorcida la muerte de aquella persona en la capilla justo aquel domingo.

Gracias a ello, tenía libre albedrío para faltar a la misa dada en honor a la persona fallecida, estaba libre de clases por ende no había tareas por las cuales responder y bueno, de igual forma portaba orgullosamente su apellido al ser familiar del curioso fallecido de género aún no definible. Podía faltar a muchas cosas por medio de aquella excusa y eso le mantenía con los ojos abiertos y una sonrisa en su rostro.

Para ser alguien más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora