13 : Daño colateral.

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Gus y Terry siempre pasaban tiempo juntos. Si querías encontrarlos solo tenías que darte una idea de donde estaría el otro e fácilmente les encontrarías. Eran tan extrañamente unidos que no era una sorpresa saber que aquel nuevo domingo santo, en el cual ya se cumpliría un tiempo importante desde la partida de Karla, Guss y Terry se encontrarían juntos. Ambos fácilmente diferenciables de la demás multitud, camuflados en ropas oscuras y paraguas negros, honrando a la fallecida con plenitud. Oh bueno con firme compromiso al ser miembros de una comunidad que obligatoriamente se debía apoyar entre sí.

Lo que era curioso, ninguna de esas personas se conocían entre si, no existían entre ellas algo más que no fuera el deseo de encontrar ese algo que les prometían, obtendrían si seguían a su iglesia. En este caso, las reglas de esta les obligaban a desechar sus compromisos previos para reunirse a orar por alguien que de alguna formaba había estado relacionada con la iglesia. Después de todo su cuerpo había sido hallado allí.

Jóvenes, adultos y hasta pequeños niños vestidos de traje se encontraban acompañado a las familias centrales en aquella extensa petición por el alma de Arthur. Por que sí, lamentablemente para aquellas personas ella no era Karla sino Arthur aún así ese era un hecho que ya no podría ser corregido, no cuando la idea de que sentirse o ser como lo había sido Karla era incorrecto. Tan incorrecto como injusto para las generaciones nuevas. La mayoría de ellos lo sabía, gracias a sus padres, gracias a por lo dicho por su dios, ellos estaban ya más que defectuosos, al ser realmente como se sentían y sin reparo alguno pues realmente era imposible poder dejar de sentir. La mejor opción era ocultarlo, u oprimirlo lo suficiente como para no sentir tanta culpa por haberse equivocado. Aun así era dolorosamente molesto, era una incomodidad que sin reparo se dedicaba a saltar sobre tú pecho, era desesperante y odioso. Tanto que llegado un punto ya solo podías encontrar la fácil opción de tan solo odiarte a ti mismo para huir más fácilmente de tus problemas. Por que, enfrentarlos... Enfrentarlos era mucho peor.

Es era algo que todos en la iglesia ya sabían, gracias a tal vez todo a su alrededor tenían ese hecho tan metido dentro de su ser, que tan siquiera empezar a sentirse así ya les hacía una mierda su sentido de razón. Pero para que culparles, para que culpar a aquellos jóvenes que ocultaban su miedo tras mascaras que se encontraban reacias a entrar en razón. Para que odiar a seres que realmente solo trataban de escapar de su propia verdad, ¿para que hacerlo? Para que, si aquellas personas solo tenían miedo. Miedo de la verdad que podría condenarles a ser un « error » ¿Para que hacerlo? Sí aquella perdida de tiempo ya no tendría sentido cuando ya todos silenciosamente sabían la verdad.

No tenía sentido hacer algo al respecto, oh al menos hací lo creyó Daniell's al encontrarse frente a frente con lo que alguna vez fue Karla. No se permitió sentir impotencia, no se permitió hacer más que recitar lo que gracias a golpes ya podría decir hasta dormido. No se permitió algo más que no fuera estar allí de pie junto a Terry y Guss obligándose hacer lo que siempre sería: Un líder. Para eso estaba allí, para aquello se obligaba a mantener su peso bajo sus botas de piel, para servir, para hacer algo lo suficientemente bueno como para sentirse nuevamente mejor. Por que, ya no se sentía del todo humano, ¿estaba allí? Sí, sí lo estaba, estaba allí para Terry, para Guss, para Gabriel y hasta... para Janick. Pero eso ya no era suficiente. No cuando más que nunca la culpa se encargaba de mandar a la mierda su sentido de razón. No cuando ver a Terry directo a los ojos ya le era un problema.

- Daniell's... - El susurro lastimero de Terry junto a Guss le obligo a dejar de huir de su realidad.

En un canto lastimero, casi como un grito en medió de un silencio ya casi infinito de no ser por la sintonía de las voces a su alrededor, poso suavemente su mano en el hombro de su compañero. Era lo único que como ser humano, podría permitirse hacer en aquel momento. Apoyar... era lo único que podía hacer en aquel momento, cuando todos de alguna forma les estaban observando, como odiaba sentirse de la forma en la que lo hacía. Como le desagradaba saber que hací sería para siempre.

- Me gustaría creer que si me retiró ahora estarán bien. Lastimosamente por su estado actual, comprendo si desean que les acompañe. - Comento finalmente una vez culminadas sus oraciones. Con el resto de gente ya mas alejada, Guss y Terry se permitieron acercarse a Daniell's sin reparo.

Ambos casi involuntariamente callados sonrieron y de igual forma sencillamente asintieron en sincronía. Seguidamente luego de un par de minutos en donde de manera considerable las personas a su alrededor ya eran menos, se retiraron del cementerio a paso tranquilo, muy consientes de las faltas de ánimo del otro como para tener ganas de mantener una conversación para rellenar el silencio de la iracunda y extrañamente desolada tarde, en medio de unas calles tan vacías como para este punto lo estarían sus propias mentes. Por que, ya tal vez no se encontraban tan bien. Tal vez, ya no eran tan perfectos.

Por que, de alguna forma les resultaba doloroso perder a una persona. Perder a alguien ¿tal vez más importante de lo normal para sí? Ninguno lo sabía a exactitud, por lo mismo, mientras aún seguían caminando a paso más lento del normal, con sus corazones latiendo a un ritmo tan rápido como la brisa que se llevaba corriendo a las ojos con sus oleadas al azar, mantuvieron sus cabezas gachas en un claro pésame para alguien que tal vez jamas tuvieron la oportunidad de conocer. Todo por miedo. Puesto que, el hijo del pastor no podría mantener ese tipo de juntas. Un bastardo como lo era Guss no podría arruinar más la reputación de su familia. Y un Obverl jamas podría estar cerca de ese tipo de personas. Ninguno tuvo la oportunidad de ver más allá de lo que ella pudo mostrarles, ni siquiera apoyarle a ser ella le había logrado sentirse mejor. Por que, hasta con eso, solo había logrado hacerle daño.

- Esto es una despedida... - Uno de ellos comento ya casi al final de su camino a casa. Ahogados por el silencio vacilante que anunciaba el final que aquella tarde, los dos restantes mantuvieron dentro de si el aliento observando a él otro.

Gracias a que él otro se encontraba con pistola en mano de mango plateado y belleza peligrosamente fina, hizo que Daniell's sintiera mucho más miserable de lo que ya se sentía. Tal vez por ello obligó a su acompañante a dar el primer paso. Cerca o lejos de lo correcto un disparo y sangre cayendo fríamente sobre el pavimentó a inicios de la bruma nocturna hizo de su mundo, un lugar mucho peor. No podía ser su culpa, pero lo era. Ya no le quedaba mucho que hacer al respecto él otro ya había soltado el gatillo.


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