18 : Por su cuenta.

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Uno de los primeros momentos en donde tienes miedo, erradica en el todo. Aveces le temes a lo oscuro, a vivir y hasta a los pobres sueños que gracias a tu temer poco a poco se convierten en pesadillas que tal vez ya jamas quieras intentar vencer por miedo a volver a enfrentarlas. Uno de los primeros momentos en los que dejas de sentirlo, es cuando abres los ojos, tu alrededor puede seguir siendo oscuro, pero ya tu ser se a adaptado a ti, a lo que temes y a quien eres o solías ser.

Por que hací es como funciona, puedes sentir todo en un momento y luego rápidamente dejar de sentirlo, eso es ser. Aún así para Terry, aquellas fracciones de segundo en donde la vida le recordaba quien era, el tiempo se detenía de no muy buena forma, hacían a su corazón latir con más fuerza, hacían que todo en él perdiera sentido en menos de un segundo. Pero no quería admitirlo, no quería decir o si quiera aceptar conscientemente que realmente, solo tenia miedo de todo.

Odiaba pensar en aquellas palabras, no quería sencillamente decir, « tengo miedo » no quería admitir ser débil. Aun así lo era, sentía miedo; no podía respirar bien, no podía pensar bien, estaba confundido como nadie, y en medio de tanto silencio aun estando alejado del resto, se sentia solo.

Se encontraba encerrado de nuevo, y es que a pesar de que a su lado no había nadie en realidad, su pecho danzando, le dolía y avergonzaba hasta para intentar sollozar abiertamente. Se sentía avergonzado de sí mismo, tal vez hasta quizás decepcionado de los propios giros dados por el destino.

A su mente volvían cosas, pensamientos iban y venían. Sus recuerdos se fundían en otros, más no intentaba detenerlos, ellos le hacían daño. Y tal vez aquello era lo que necesitaba sentir, para abrir los ojos y darle sentido a sus miedos de una vez por todas. Sí, jamás había logrado vencerles del todo, más aún así, en medio de todo, perduraban memorias que tal vez ya eran indescifrables para si mismo y que, ya finalmente debía enfrentar.

Odiaba ser débil, así pues le desagrado mucho más la idea de estar al cuidado de Ian, el tiempo que durara su extenso intento de recuperación. Por que si, después de tanto tiempo aun odiaba a esa chica, no se dejaba a si mismo sencillamente superarlo, y no es que se considerara a si mismo una persona rencorosa, no realmente no lo era, mas eso no significaba que no fuera alguien de cuidado. A pesar de todo, la pelirroja seguía siendo uno de los secuaces de ella. No era confiable. mucho menos si años atrás había engatusado a Guss para dejarlo a su suerte en este giro interminable de hechos y luego de años simplemente decidirse en aparecer "por su cuenta".

Aún recordaba como si hubiera ocurrido ayer, a pesar de ser un hecho ocurrido hace bastante tiempo, como sus desesperados deseos hipotéticos jamás lograron hacerse realidad gracias a aquella chica. A exactitud, recordaba con odio el momento exacto en el que el mundo y todo a su alrededor le habían obligado a cambiar, todo gracias a ella.

Lo recordaba. Hace años atrás, cuando aún era un niño, cuando aun no vivía preso de su imagen, recordaba haber sido feliz conjunto a un par de personas. Recordaba como todos eran diferentes, nadie se bañaba en quilos de maquillaje, ninguno de ellos vivía con miedo de hasta su propio reflejo, ninguno temía de sí mismo, nadie sabia nada de lo que era malo, se conocían, no temían del tiempo, ni siquiera de los otros. Tal vez fue, por que todos en aquel momento eran tan solo un par de ignorantes, más la podredumbre del exterior les hizo daño.

Recordaba muy claramente el mandado que le había dado su padre, recordaba haber escuchado la conversación de un pequeño Guss junto a su hermana, recordaba la sensación de olvido que le había dejado la desolación. Lo recordaba, e odiaba saber que aquello no era su culpa, era culpa del mundo. Aquello no tenia nada que ver con él, con Ian o hasta con ella. Solo eran niños, no era culpa de nadie, aun así egoístamente sabia a ciencia cierta que necesitaba alguien a quien culpar.

Era por su bien, no podía permitir volver a romperse por un simple recuerdo. No, debía buscar una excusa para volver a ser fuerte, todo por ellos. De igual forma, odiaba darse cuenta de que, ni siquiera hací tenía sentido odiar a alguien solo por que sí, después de todo, no sentía que aquello fuera del todo correcto. Así que, para el momento en el que la puerta fue nuevamente abierta por aquella chica de ondulados cabellos rojos, no dudo demasiado e seguido de un pequeño saludo, amablemente ofreció una disculpa que poco a poco se convirtió en una amena, larga y cómoda conversación entre dos viejos amigos de la infancia. Lamentablemente para Terry su comodidad siempre debía acabarse cuando más la necesitaba.

- Sabes... Guss y Gabriel traen algo entre manos Terry. - Mencionó luego de un rato con falsa preocupación.

Inmediatamente el entrecejo del más alto se fruncio, no es que quisiera ser rencoroso, pues se suponía que ya debía dejar eso aún lado, más ese comentario le había parecido tan sugerente a sus dudas, que más a preocupación aquello le pareció burla. No quería excusarse pero, aquello mandaría a la mierda todo su progreso por evitar odiarla. El único lado positivo, ahora si tenía válidas razones para hacerlo.

- No es algo que me preocupe Ian. - Aseguró sonriente.

Luego de un rato en silencio, en donde la contraria pensaba sabiamente que responder, el armonioso silencio se rompió por unas risas y parloteos fuertes, provenientes del otro lado de la habitación, más específicamente, del otro lado de la puerta. Ante su estado, Terry no pudo hacer mucho más que sentarse con un poco más de decencia, mientras, la chica que le acompañaba, se acercaba a la puerta con sigilo para escuchar más de cerca.

Más a pesar de sus intentos por no ser notada, del otro lado las voces callaron casi al segundo. Luego de lo que para el pelinegro fue una eternidad, las puertas fueron abiertas desde afuera con fuerza, golpeando contra la pared a Ian en el proceso. Habría reído de no ser por las dos personas que se encontraban del otro lado: sus padres. Ambos intimidaban hasta con sus más amables y falsas sonrisas mientras se disculpaban con la chiquilla de rojizos cabellos. Sus ropas finas conjunto a sus joyas vistosas solo hicieron que un pequeño vacío naciera en Terry. Aquellos dos pares de ojos le observaban acusantes, mas solo podía pensar que se parecían tanto a él, que solo le dolía.

Temía de aquellas miradas heladas que solo le observaban con decepción a la espera de una disculpa por su comportamiento. A la espera de una disculpa, por ser él mismo. Le asustaba verles de frente sabiendo mejor que nadie cuales eran sus intenciones en aquel lugar. ¿Dónde esta Daniell's o Guss cuando los necesitaba? Necesitaba salir de allí inmediatamente, Ian no serviría de nada, esa chica aún era solo una niña, necesitaba correr o encontrar otra salida que no le obligara a estar cerca de sus padres. Necesitaba estar lejos de esos demonios, y esta vez seguramente debía hacerlo por su cuenta si no quería terminar muerto por mandato de sus padres o su hermana. No entendía por que su familia quería hacerle daño, seguramente algún día podría entenderlo en vez de odiarlo; algún día podría dejar de odiarse, seguramente algún día entenderían que no todo podrían controlarlo, más no podía esperar más por ellos. Algún día terminarían de entender que no podrían controlarlo más, pero para cuando llegaran a entenderlo, seguramente ya sería muy tarde. Pues para ese momento estaba seguro de que, el lograría ser alguien más.

 Pues para ese momento estaba seguro de que, el lograría ser alguien más

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Para ser alguien más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora