Capítulo 06:
Contra sombras.«¿Qué te ocurre, Astarte?», fue vergonzosa la forma en que reaccioné, lo poco racional que fui al anhelar que Cavale me recordara, que recordara lo nuestro.
──¿Dónde estabas, bonita?
Cas me esperaba al pie de las escaleras, a su lado estaba Constantino, quien no ocultó su gesto de fastidio al verme.
Lo ignoré.
──Manché mi vestido ──me excusé sin saber qué más decir.
Cassio se quitó el saco para colocarlo sobre mis hombros.
──En realidad es cosa de nada, apenas se ve ──intentó tranquilizarme, seguro ya acostumbrado a mis manías.
──Quiero irme a casa ──corté.
──Después del anuncio ──rebatió Constantino──, Cassio tiene una sorpresa.
Busqué su mirada para encontrarme con una suave sonrisa de labios cerrados, pensé en qué clase de buena sorpresa podría estar preparando Cas, él coronó mi confusión con un beso en la mejilla.
Algún mozo pareció darle una indicación, pero cuando intenté captar al emisor del mensaje solo me encontré con una marea de gente.
──¿Qué escondes, Cassio? ──lo apresuró Constantino.
Él se colocó dos dedos sobre los labios.
──La sorpresa no es aquí, nos espera en casa, síganme en silencio.
Le lancé una mirada de soslayo a Constantino, esperando que él pudiera explicar el dislate.
Por la forma en que sus ojos lilas acribillaron a su hermano menor, no podía.
El camino en auto nos sumió en un silencio tenso, mi piel ardía por calmar la incertidumbre, ¿qué podría estar ocultando?
Las peores opciones pasaron delante de mis ojos.
──Cas, ¿qué hiciste? ──gruñó Constantino mientras conducía──. Ya te advertí sobre mandarte cagadas.
Pero él desestimó la amenaza con un ademán.
──Sin trampas.
Cuando llegamos Cas prácticamente se deslizó fuera del auto para adelantarse, y Constantino lo siguió con grandes zancadas, yo presté atención al auto que vi estacionado en la acera.
Alguien corrió una de las cortinas que daba a la calle, espiando.
Subí los cinco escalones de la entrada, pasé a los hermanos, dejándolos discutir en el umbral de la puerta, fui directo hasta la sala levemente iluminada por un conjunto de velas.
La misma desde donde vi correrse la cortina.Y ahí la vi, sentada en uno de los sillones bebiendo una copa de vino, vistiendo unos jeans y un cardigan celeste, tan casual como si no hubiera desaparecido por meses de mi vida.
Corrí hasta Esen, por poco caí sobre mis tacones.
Ella me recibió con un abrazo, aunque ni siquiera le di tiempo de levantarse del sillón.
──Así que solo necesito morirme para ganarme un abrazo tuyo, Raizel.
Me senté a su lado, alejando el pelo de su rostro como si necesitara comprobar mejor que no había cambiado.
Su melena seguía del mismo rosa tinto de antes, pero había algo extraño en su rostro, en ella, algo hueco en sus ojos marrones.
──¿De qué hablas, Esen?
──Locuras mías, no me hagas caso ──Y volvió a extender sus brazos hacia mí, correspondí a su abrazo.
Evité las terribles ganas de llorar, no sabía muy bien por qué, tardé un momento en entenderlo… porque no supe de ella en meses, la única información que tenía era a través de Constantino y en verdad creí que la había perdido.
Cuando lo noté, ninguno de los hermanos estaba en la sala, sino que quedamos solas.
Esen entrelazó sus manos con las mías.──Creo que tienes algunas cosas que decirme ──sugirió apenas conteniendo una sonrisa que brillaba en todo su rostro.
──¿Dónde se supone que estabas?
Entonces lo noté, sus ojos marrones opacos mientras su piel era lisa y limpia de imperfecciones, busqué el pulso en su muñeca, pero no necesitaba esa confirmación para saberlo…
Estaba muerta.
ೃ° ೀ°Bitácora de Raizel Astarte.
No sé por qué justo ahora tengo la necesidad de empezar, pero creo que después de todo necesito hacerlo.
Luego de que las aguas se calmaron en Senylia, Constantino decidió que debíamos continuar el proyecto en un lugar seguro, yo acepté ser parte de su equipo porque sabía que serle de utilidad era lo único que me mantenía con vida.
Aún le sigo preguntando dónde está Esen, ¿qué le hicieron?, ¿dónde la tienen?
Él no me responde, todavía me mira con esos ojos extraños, como si estuviera torturado, como si su alma estuviera quebrada.A veces creo que sí quiso a Esen, porque no puedes fingir esa clase de dolor por alguien que no te importa, y entonces me aterra más pensar que aun así puso su ambición por delante de ella.
Trabajando juntos los últimos meses noté que Constantino y yo tenemos muchas cosas en común, no solo las manías como nunca prender más de cinco velas en una habitación, o hacer las notas a papel pese a que las tabletas son más prácticas.
Sino en cosas más complicadas, cosas más difíciles de manejar y admitir… y eso me aterra.
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Presas
VampireSegunda parte de la trilogía 'LOS ARCHIVOS DEL CÓNCLAVE'. Lejos de las luces y el estruendo de Senylia, se esconden los oscuros secretos de Cumbre Aciaga, un pueblo perdido donde la calma abrumadora de lo salvaje los hará enfrentar a sus más profund...