Capítulo 25:
Las plegarias que susurran los paganos.Todos creemos, inherentemente, en algo.
Hay varios tipos de creyentes: los que creen en el deber, el orden y los mandatos.
Y aquellos que creen en cosas incluso más abstractas como la esperanza, la bondad y la compasión.
Y después hay otro, el peor tipo, quienes esperábamos con bastante interés ver cómo ambos se equivocan o, peor aun, ver cómo ven retribuidos sus esfuerzos.
Es un tipo de sentimiento extraño, corrupto, a medio camino del caos.
Quería la destrucción, quería ver a todos tan desencantados como me encontraba pero, tal vez, solo un poco, a veces deseaba que Constantino tuviera razón y los frutos de sus experimentos nos hicieran encontrar algo parecido a una sociedad mecánicamente funcional y equilibrada.
O quizás solo quería que Esen me demostrara que incluso en el mundo que no hacía más que pisotearla ella había encontrado algo con sentido: un lugar, amigos; un recuerdo para traer a colación en los días grises.
O quizás solo quería ver todo a cenizas.
Aguardé mientras Constantino terminaba con su ración, un poco de color pareció volverle al rostro, por un momento se vio entero, erguido, la falsa mejoría.
──Te advertí que esto iba a pasar.
Él negó con su condescendiente y habitual fastidio.
──Sabíamos que algo así podría ocurrir, era cuestión de tiempo, me alegro de que haya sido yo y no ustedes ──zanjó, formó una leve sonrisa ante mi estupefacción──. Eres demasiado volátil, Caín, no se te da bien tomar los contratiempos.
──¿Perdiste la cabeza, imbécil?
──Aún no… Eso creo.
──Constantino ──insistí, no supe qué más agregar ante su locura temporal.
──Los errores ocurren, los daños colaterales surgen y a veces los experimentos fallan.
──No hables como si fueras uno.
──No hables como si no lo fuera ──Clavó sus ojos lilas en los míos──. Es tarde para lamentos ahora, Caín, volveremos a Senylia, terminaremos con esto y al fin podré descansar en paz.
Mi garganta se secó un momento.
──¿Ya tienes todo listo?
Al momento en que lo solté, logré entenderlo.
──Está sucediendo más rápido, tienes que apresurar las cosas…
Asintió con tranquilidad.
──Pero creo que hemos conseguido lo que queríamos, por lo menos con lo que podemos conformarnos, ese vástago del profesor no aparece, pero la sangre de Rival y Zetra no es nada desaceptable.
──Quizás podría significar una mejoría para ti.
Negó con vehemencia.
──Es un error genético, no puedo procesar la sangre a un ritmo normal e incluso así necesito cinco o diez veces más para la subsistencia que un vampiro promedio, sería un problema a la larga.
──Yo te conseguiré los suministros.
──Necesito que la cuides, Caín, a Esen, no entiendo qué buscas con ella… No del todo, pero ella confía en ti y quiero que la cuides con todos los años que les queden por delante.
──¿Y que adoptemos niños a los que le pongamos tu nombre? ¿Un héroe muerto? ¿Eso es lo que quieres ser?
──Cuando llegue el momento… solo bórrame de sus recuerdos, creo que lo hiciste muy bien con Rival la última vez.
Separé los labios, pero por un momento, no salió ninguna palabra.
──Constantino…
──Quieres ayudarme, Caín, cumple con eso.
──Esen no permitiría algo así ──Intenté que le entrara en la cabeza.
──Ella no sabrá.
──No puedes hablar en serio ──zanjé.
Constantino sonrió de forma débil, una rendija de luz que se apagó muy pronto.
──Es verdad, tienes razón, solo estoy desvariando, pásame el abrigo, mejor será que nos pongamos en marcha.
ꕥཻུ
Al otro día todos se fueron de la Cumbre Aciaga, Esen y yo fuimos los últimos en permanecer en la vieja casona.
Constantino debía irse con mayor parte del equipo, aun así, Esen todavía planeaba quedarse unos días más.
Él cedió ante esto, quizás porque era otra parte de su ridículo plan de mártir.Los acompañé hasta la estación y al volver Esen esperaba junto al fuego, su figura era contorneada por un halo dorado.
──Caín.
Supuse que había sentido mi presencia, sus sentidos tenían suficiente entrenamiento para eso.
──Cariño.
Esen se levantó para ir hacia mí, la rodeé entre mis brazos, permanecí ahí un momento, pensando que podía pasar una eternidad a su lado y me sentiría miserable cada día si fuera a costa de Constantino.
Esen era una luz y Constantino un pilar, el deber y la esperanza para cumplirlo, ninguno de los dos era algo a lo que pudiera renunciar.
No era del tipo que encontraba un aliado inquebrantable en el deber como Constantino.
Ni mucho menos de aquellos que perseguían un faro con necedad como Esen.
Ninguno de los dos dijo nada más, pero Esen dejó un beso en mi mejilla, y supe que ya había elegido.
Me sorprendió extrañamente que no corriera tras ella para hacerla volver y decirle que me gustaba verla dormir porque me traía paz, que me gustaba escucharla reír porque me recordaba un lugar cálido en el que nunca había estado y que mirarla a veces me hacía pensar en todos los años que no valieron la pena.
No le dije nada de eso, porque, quizás, a pesar de todo, yo había elegido también.
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Presas
VampireSegunda parte de la trilogía 'LOS ARCHIVOS DEL CÓNCLAVE'. Lejos de las luces y el estruendo de Senylia, se esconden los oscuros secretos de Cumbre Aciaga, un pueblo perdido donde la calma abrumadora de lo salvaje los hará enfrentar a sus más profund...