09. Constantino | Sin perdón.

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Capítulo 09:
S

in perdón.


Erin y Cassiel llegaron en el tren de esa semana, Cassio fue con el auto a buscarlos desde la estación y ya eran las diez de la mañana para cuando llegaron cargados de valijas ─como si no fueran a quedarse solo por un par de días─, además de algun...

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Erin y Cassiel llegaron en el tren de esa semana, Cassio fue con el auto a buscarlos desde la estación y ya eran las diez de la mañana para cuando llegaron cargados de valijas ─como si no fueran a quedarse solo por un par de días─, además de algunas bolsas con provisiones.

Raizel era la única humana en la casa y a Cas le gustaba cenar con ella de vez en cuando, así que seguramente estaría agradecida con la comida.

La verdad era que nosotros no necesitábamos nada de eso, pero había fechas especiales en las que un banquete era una buena excusa para congregarse.

Antiguamente, la Semana Santa era para celebrar la resurrección de Jesús, quien fue el mesías para religiones como el catolicismo.
Luego del proceso de Instauración, toda religión o símbolo fue prohibido, al ver que las poblaciones en las Gex todavía seguían celebrando las festividades en secreto, no quedó más que darle una resignificación.

Semana Santa pasó a celebrarse como una festividad de introspección en respeto a los caídos y en conmemoración a nuestros héroes instauradores, por eso no se celebraba con música ni se comía carne, pasaron a ser días de ayuno de sangre para los vampiros y pronto el gobierno encontró en esas resignificaciones la manera de tener a la población controlada.

El mundo era un cambio constante.

Cuando bajé Raizel tomaba tres botellas de vino y una bolsa de víveres que le tendía Erin entre el parloteo, mientras iba dejándose el abrigo en el recibidor junto a su bufanda y guantes.

Cassiel se coló en la cocina con el resto de las cosas y tomé la caja para dejarle las manos libres a Raizel.

Erin le quitó la primera botella de vino.

──¿No traes unas copas y el sacacorcho, cariño? Gracias.

Le tendí el resto de las cosas a Cas antes de seguir a Erin al salón principal, era una habitación cálida y acogedora en el segundo piso, la misma donde Esen había estado solo unas noches atrás.

──¿Qué tal todo por allá?

Erin ocupó un asiento en el sofá beige de tres cuerpos, corrió varios almohadones antes de encontrar una posición cómoda, estaba claro que prolongaba su silencio adrede.

──¿Entonces?

──Mmm dónde estará esta chica con el sacacorcho.

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