Dos días después fue el turno de volver a Senylia, mi madre lloró al ver el auto que llegaba a recogernos, Tomás y Teresa pidieron que les llevara regalos la próxima, Anís berreó tanto que Margo tuvo que llevársela adentro y aprovechó la oportunidad para ocultar las lágrimas, Fabricio se ofreció a llevarnos al pueblo y papá siguió trabajando en el campo.
──Tu padre no quería ver cuando te ibas ──explicó mamá──. Sabes cómo es, no soporta las despedidas y estaba esperando que te quedaras una temporada.
──Lo haré la próxima vez.
──Raizel, mi niña, sabes, antes, cada vez que volvías a visitarnos, esperaba que dijeras que esa ciudad era un lugar horrible ──confesó──. Que te habías cansado de tu aventura y querías volver a casa...
──Mamá...
──Lo sé, jamás estuviste dispuesta a quedarte, siempre lo supe, no perteneces aquí y sé que tienes que hacer tu vida...
Me limpió las lágrimas antes de acomodarme el pelo.
──Pero quisiera que no olvides que tienes una familia que te quiere, Raizel, que te querremos pase lo que pase, estoy muy orgullosa de ti.
La abracé para evitar que siguiera viendo mis lágrimas y no me quité los anteojos en todo el camino a la estación, ni en la despedida con Fabricio o el largo camino en tren.
Constantino volvió a su habitual humor arisco cuando abandonamos la Gex y pareció decaído por volver a la ciudad, aunque para el momento en que el chófer nos recogió en la estación ya era el distante e imperturbable patriarca de siempre.
Cortázar durmió todo el camino en auto, pese a que al principio no se había mostrado muy contento con toda la atención de Anís, ahora parecía echarla en falta.
──Bien, está bien, los veré ahí, de acuerdo.
Supuse que la corta llamada que tuvo Constantino tenía algo que ver con que el chófer no hubiera seguido el camino a mi departamento.
──¿Qué ocurre?
──No es seguro que estés sola, no ahora, al parecer han... derrocado al ministro anterior, unos casos de corrupción, ahora fue destituido y Bertabán tomó su puesto.
Las pocas cosas que sabía del tipo me daban escalofríos, un momento se rumoró que tenía una carnicería humana desde donde exportaba a la Vieja Alianza.
──¿Y qué piensas hacer? ──inquirí.
──No hay nada, no hay mucho, dejar que estalle y tomar tantas bancas como sea posible, déjame pensar.
La situación pareció trastornarlo, cuando llegamos noté que el palacete de los Karravarath estaba por completo cercado por fuerzas de los Centinelas.
Un operativo completo de seguridad bordeando las antiguas verjas como verdugos mortales.
Cuando entramos nos recibió la imagen perfecta de la familia aristocrática, vestidos de negro, con rostros serios y aire lúgubre.
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Presas
VampireSegunda parte de la trilogía 'LOS ARCHIVOS DEL CÓNCLAVE'. Lejos de las luces y el estruendo de Senylia, se esconden los oscuros secretos de Cumbre Aciaga, un pueblo perdido donde la calma abrumadora de lo salvaje los hará enfrentar a sus más profund...