24. Raizel | La luz en el caos.

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Capítulo 24:
La luz en el caos.

Caín y Zetra se habían encargado de encontrar al espécimen TZS, por lo que luego de ahí fue fácil llevarlo de vuelta al laboratorio

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Caín y Zetra se habían encargado de encontrar al espécimen TZS, por lo que luego de ahí fue fácil llevarlo de vuelta al laboratorio.
Estaba anestesiada para el momento en que la amarramos a la cama de pruebas, debía pasar por algunas antes de ver que estuviera apta para volver a la cápsula.

Olía a carne y sangre podrida, costaba encontrar el reflejo de la chica que Zetra quería salvar en ella.

Cavale se encargó de buscar su vena y le colocó los sedantes suficientes para mantenerla dormida por el resto del día.

Observé la forma espesa en que la sangre salía cuando le sacó una prueba de sangre, líquido casi negro.

Él me dedicó una mirada rápida, debía cumplir con el teatro para que Zetra aceptara ayudarnos, pero bien sabíamos que no había posibilidad para esa criatura.
Cavale conocía mi punto, sería más empático colocarle suficiente adrenalina para pagarle el corazón.

──¿Sería igual conmigo, Raizel?

Su acusación me llegó de forma directa.

Estábamos en el laboratorio, ambos solos, Caín y Zetra se habían dirigido a confirmar que nadie hubiera sido testigo de todo el ajetreo.

──¿Si fueras un furia?

──Viste en lo que me convertí, fue la primera vez pero podría haber más, podría empeorar, Esen podría hacerlo ──tiró la hipótesis como si no fuera razón suficiente para devastarme.

──Estamos en eso, haciendo lo posible…

──Zetra también está haciendo lo posible ──me cortó──. Está tratando de recuperar a alguien que ama, deberías recordar eso, el otro lado de la moneda, ¿no crees?

──Así que el virus te jodió la cabeza un rato y por un momento olvidaste que me odias.

Él se envaró otra vez, luego se acercó con prudencia a mí, dejando la mesa de análisis con los reactivos de lado.

──Me debes una charla, Raizel.

──Creo que me simpatizas más cuando estás hambriento.

Él bajó la vista como si hubiera tenido un recuerdo repentino de eso, la sensación de verse acorralado por el hambre.

Me alejé sin darle tiempo a réplica, sabiendo que Cavale tenía razón, debía ponerme en el lugar de Zetra pero qué podía hacer además de compadecerlo.
Su hermana tenía los días contados, incluso si lograra una cura con su sangre el período para un implemento efectivo duraría meses y el espécimen TZS estaba en la última fase.

No tenía chance.

Me recordé asociarla con un expediente, un archivo, un documento, otro número.

«No puedes darle cara a todos ellos o te perseguirán en tus sueños. No los llames por su nombre o acabarás desquiciada», recordé las advertencias de Constantino.

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