My kisses have lost their charm.

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La ciudad del Támesis se llenó de luces con la llegada del último mes del año. Colores, destellos, cualquier elemento decorativo era bien recibido por los conciudadanos. Un aire de tranquilidad flotaba por todas las calles sin excepción acompañado de un aroma a felicidad. Era la época de las familias y la amistad, de regalos, comilonas y risas, incluso para Víctor. El doctor Strauss estaba realmente orgulloso de los progresos del chico con la comida. En su campo, la doctora Thompson también advirtió una mejoría notable.

Todos sabían a quien se debían esos cambios mas callaban porque pronto la vergüenza acudía a las mejillas del chico. La noche en la que Víctor y Bryan durmieron juntos supuso un punto de inflexión en la relación de ambos. Sus lazos se afianzaron más, la confianza fluía a ambos sentidos. Víctor se sintió lo suficientemente seguro como para desnudarse emocionalmente, al fin, tras varios meses. Pero un interrogante seguía golpeando la mente del mayor. ¿Por qué evitaba hablar de su pasado? Siempre evitaba hábilmente el tema con palabras certeras.

Llegados al punto de crear incluso incomodidad por la insistencia en el tema, optó por mantener la sonrisa hasta que el propio Víctor decidiese abrir el ático de sus recuerdos. Las visitas al piso se hicieron aún más frecuentes, con Kenna o sin ella de por medio. Era divertido para la chica ver como Bryan, sin poder evitarlo, se comía con los ojos a Víctor desde aquella noche sin que el otro no se diese cuenta. El moreno podía ser ciego, ella no. Callaba siempre, no era de su incumbencia aquello, aunque siempre se permitía la licencia de dar algún que otro empujoncito.

La tarde del tres de diciembre era endiabladamente fría. Toda prenda de abrigo era poca. Poco le importó eso a Bryan. Sus ganas de darle una sorpresa a Víctor con un pequeño regalo no encontraron derrotero ni con el tiempo en contra. No era secreto la pasión del menor por los cómics, sus camisetas del universo Marvel o DC hablaban por sí solas. En una librería encontró una serie de artículos de The Flash con motivo de la serie televisiva. Una taza con el protagonista en pose de carrera rodeado de rayos amarillos parecía llevar "Víctor" impreso a sus ojos. No pretendía ganarle con regalos, no pecaba de materialista, era de esas personas que gustaban de comprar pequeños regalos porque se le antojaban y sin motivo. Esa vez fue una taza, la próxima quizás fuese un dibujo realizado por él mismo.

No sabía si el regalo le caería en gracia. Las típicas dudas lo asaltaban mientras caminaba en dirección al piso. Ni había avisado de que iba por aumentar el efecto de la sorpresa. Una pareja de chicos caminando de la mano varios metros más adelante le hizo recordar la noche donde tuvo función de almohada. Recordaba el delgado brazo de Víctor rodeándole y sonreía como un idiota sin remedio.

En su mundo de pensamientos no se percató de una figura grande que se le acercaba por detrás. Sin previo aviso, con alevosía, la figura encapuchada agarró el hombre del sonriente Bryan para obligarlo a parar. Como reacción normal, éste lo hizo, paró y giró solo para recibir un puñetazo en la nariz con la velocidad de un tren. El puño golpeó de nuevo con objetivo en el ojo derecho y la boca. Como guinda del pastel, un último puñetazo en el estómago que le hizo doblarse en dos. Notó el sabor metálico de la sangre en su boca, brotando de una herida del labio. Más sangre, ríos rojos de su nariz. Alzó la mirada. Los zafiros que Kit tenía por ojos brillaban, Bryan pudo verlos con claridad antes de que K saliese corriendo.

Los enfados del Harkness eran más que notorios cada vez que visitaba a Víctor, pero jamás se imaginó que llegaría a tales extremos. Un hombre se ofreció a ayudarlo, lo rechazó amablemente. Comprobó que la bolsa con su pequeño presente seguía pendiendo de su muñeca. Se metería en la boca del lobo, mas algo le empujaba a ir a ver a Víctor inmediatamente. El hombre insistió de nuevo ofreciéndole pañuelos de papel, esa ayuda si la aceptó para limpiar la sangre de sus napias. Rebuscó en su bolsillo hasta dar con el teléfono móvil y buscar el contacto de Víctor en la guía.

Tú antes volabas. [LEER DESCRIPCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora