Flawless {part II/III}

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—Comenzaremos con una serie de preguntas estándar. ¿Preparada?

—Sí.

La primera cita de la tarde estaba reservada para Kenna Harkness. Bonnie Thompson no tuvo problema en hacerle ese favor a su paciente. El dinero o el tiempo eran cosas banales para la psiquiatra, su amor hacia el género humano y afán de ayudar a cualquier persona que lo necesitase estaba por encima de todo. Si con esa sesión la chica sacaba algo en limpio estaría feliz. Del caso conocía lo imprescindible: mujer de veintiún años con un embarazo no deseado. Por ello empezó con un simple test, para conocerla un tanto.

—Nombre, edad y profesión o estudios que cursas.

—Kenna Annalise Harkness, veintiún años, estudiante de Derecho.

—¿Alguna enfermedad crónica? Tipo asma.

—No.

—¿Fumas, bebes?

—Fumar muy ocasionalmente. Beber un par de veces por semana.

Las preguntas siguieron formulándose y siendo contestadas con sinceridad. Algunas de ellas eran realmente estúpidas. ¿Importaba mucho si fumaba o no para recibir un poco de orientación? Kenna creía que no. Las cosas se pusieron interesantes cuando vino la pregunta sobre las creencias religiosas.

—¿Practicas alguna religión? 

—Dios es un invento de la humanidad para tener adoctrinadas a las personas y para aferrarse en momentos de debilidad. A algunos les cuesta pensar que las desgracias simplemente suceden. —Orgullo impreso en cada palabra. Escupía sobre cualquier santo. En pleno siglo XXI seguir pensado que Dios era el origen de todo era un atropello a la ciencia. Así pensaba la futura abogada—. Espero haber respondido a su pregunta, doctora.

—Lo has hecho —acotó. Siguió escribiendo en una libreta—. ¿Por qué no crees en Dios?

—Creo que con mi respuesta anterior también respondí esta. Por no citar que las grandes masacres se hicieron en  nombre de un dios. Como por ejemplo el atropello a la Historia del Estado Islámico al destruir parte de Palmira, las Santas Cruzadas...

—No estamos aquí para debatir la existencia de Dios o las atrocidades hechas en su nombre —atajó—. Aunque me agrada concomer a una joven que comparte mis pensamientos. ¿Estás a favor del aborto? —Pregunta que deseaba formular la experta.

—Por supuesto.

La conversación continuó por el mismo camino. Al término del test Bonnie ya tenía una idea formada a cerca de la personalidad ajena. Tanto los resultados como su experiencia dejaban clara la personalidad fuerte de la paciente. Porque el acudir la convertía en paciente independientemente del número de sesiones. 

La doctora abordó el meollo del asunto con su implacable labia. Preguntó de la manera más suave posible, seleccionó un confeccionado vocabulario y una dulzura extrema en cada sílaba. Kenna no miraba a una psiquiatra, miraba a una madre atendiendo a su comportamiento. Eso, junto a la pequeña charla que mantuvieron en el intento de suicidio de Víctor meses atrás le hicieron entender porqué el último mencionado adoraba tanto a esa mujer. Daba igual lo que dijese; Bonnie mantenía su sonrisa cálida. Transmitía mucha tranquilidad.

—Me siento realmente... destrozada. 

—Es totalmente normal como te sientes, Kenna. Simplemente ha ocurrido algo que no esperabas y ha roto todos tus esquemas. Un bebé te cambia la vida.

—Sigo sin entenderlo del todo. Quiero decir, siempre he conseguido lidiar con mis problemas, pero esta vez...—Agachó la cabeza. Las hebras castañas ocultaron su rostro.

Tú antes volabas. [LEER DESCRIPCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora