It's never too late.

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-Entonces... ¿te vas?

-Sí. El avión sale en dos días. -Kenna suspiró mirando su taza de café. Estaba con su hermano en la misma cafetería que la última vez que se vieron-. Creo que es lo mejor, hermana. Además de que lo necesito.

Aún no terminaba de asimilar la idea de que su hermano se fuese sin rumbo fijo ni durante cuanto tiempo, lo que le llegase el dinero. Lo único que le había dicho, y que él mismo supiese, era que su última parada sería España, y la primera Alemania.

-¿Y el dinero de dónde lo sacarás?

-Tengo ahorros de lo que he ido trabajando los veranos. Hasta donde me lleve, me llevará,

-¿Y de verdad que no sabes cuando vuelves? -Kit suspiró pasándose la mano por la perilla que se había dejado.

-No lo sé. En España trataré de encontrar trabajo, conozco el idioma y me gustaría pasar una larga temporada allí. Si encuentro un trabajo aceptable dudo que vuelva en mucho tiempo. -Aunque no tuviese la carrera de Traducción Hispánica acabada tenía un nivel C1 de Español, chapurreaba el alemán (pues era una lengua que también había dado en la carrera como complemento) y el inglés como lengua materna, eso le habría bastantes puertas, además de su primera carrera universitaria: Literatura Universal.

-No me termino de hacer a la idea de que te vayas del país.

-Es lo mejor. Me he dado cuenta con lo que ha pasado que tengo que crecer como persona y madurar, madurar muchísimo más, creo que viajando y conociendo otras culturas lo lograré. O al menos lo intentaré.

-Eso espero. -Alargó una mano hasta alcanzar la de su hermano, fuerte y masculina. Sonrió ligeramente-. Me llamarás todos los días, ¿verdad?

-Todos los días, al igual que a papá y a mamá. -El matrimonio Harkness seguía queriendo saber el rumbo de su hijo por muy adulto e independiente que fuese. Ambos no estaban de acuerdo con dejar la segunda licenciatura a la mitad, mas Kit era adulto y de nada serviría prohibirle el viaje. Lo mejor era, simplemente, desearle buena suerte.

-Y... ¿hablarás con Víctor antes de irte? -Justo donde dolía. K agachó la mirada apartando la mano que acariciaba Kenna en gesto fraternal.

-No creo que quiera ni mirarme a la cara.

-Inténtalo. Lo mínimo es pedirle disculpas. Costará mucho retomar la amistad, si es que lo hacéis algún día, pero al menos hablad como adultos y dejad las cosas claras. Quiero que mi hermano y mi mejor amigo se miren a la cara sin que se lancen un cuchillo.

-Lo haré -dijo tras unos instantes de duda, elevando el rostro-. ¿Podrías darle un mensaje de mi parte?

Terminó la conversación con su hermano. Kenna iría al aeropuerto junto a sus padres para despedir al primogénito. Una lógica tristeza meció sus sentimientos. Pasase lo que pasase era su hermano, la idea de que se fuese y de no volver a verlo en mucho tiempo se le hacía difícil de aceptar. Por otro lado se sentía contenta de que tomase esa decisión. Estaba en un punto en el que resultaba tóxico para su ambiente, las personas de su alrededor. Necesitaba un tiempo lejos de Londres para deshacerse de todo lo negativo. Lo que la hacía ser más optimista era que el propio chico se dio cuenta de ello. Ello denotaba que estaba dispuesto a cambiar.

-Ojalá en unos meses esto sea solo un capítulo negro en mi diario y volvamos a vivir los tres juntos, como antes -dijo a su propio reflejo en el ascensor. La máquina paró en el rellano correspondiente y entró a su piso-. Vosotros dos juntos, qué novedad -comentó sarcástica al entrar al salón y ver a la pareja del momento sentada a la mesa, cada uno concentrado en sus propios papeles. Supuso que estarían estudiando juntos. Una cosa que le gustaba de Bryan era que no permitía que Víctor se distrajese lo más mínimo de sus estudios. Tenía un novio al que cuidar, pero unos estudios que atender, y eran importantes.

Tú antes volabas. [LEER DESCRIPCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora