Día 63
Lunes treinta.
Rubén esta tranquilo tomándose un café mientras la espera. Ha pasado una semana desde la última vez que estuvieron juntos y tiene muchas ganas de verla. No se esperaba echarla tanto de menos y eso que no han parado de hablar por WhatsApp. Contándose estupideces de su día a día, pero nada se compara con tenerla cerca. Para él poder tocarla y abrazarla es de las mejores sensaciones que ha experimentado. Sentir que la protege, pero en realidad saber que es él el protegido.
El tiempo pasa y Jade no llega. Rubén tiene la sensación de que algo no va bien, ella no suele retrasarse tanto. Decide mandarle un mensaje.
"¿Qué te pasa que no viene? Te estoy esperando".
El frío aumenta al igual que su impotencia, pues no lo entiende qué está pasando. ¿Por qué no contesta sus mensajes? ¿Por qué se está retrasando?
«¿Y si le ha pasado algo?» Ese pensamiento comienza a tomar fuerza en su cabeza.
Decide quitar esos pensamientos de su mente y revisar el móvil cada dos por tres... A los minutos, que para él han parecido horas, recibe un mensaje que le parte un poco el corazón.
"Lo siento, no voy a ir hoy" le ha escrito ella en un mensaje.
«¿qué? ¿por qué?» responde él al instante.
«Porque estoy cansada y hace mucho frio»
«¿y desde cuando el frio es un problema? ¿Qué te pasa en realidad, Jade? Rubén decide ser directo.
«Nada, de verdad»
«¿Nada?»
«Nada, en serio»
«Está bien» responde él no muy convencido «¿Te vas a venir mañana?»
«No» ella también decide ser directa.
«¿Por qué? Lo pasaremos genial y te presentaré a todos mis amigos»
«No, lo siento no estaría cómoda»
«¿Así que es por eso?» cae al fin Rubén. Ella no ha venido para no tener que enfrentarse a decírselo a la cara, acaba de ser consciente de que ella se siente insegura en relación con sus amigos.
«Jade, ven aquí y lo discutimos en persona»
«No quiero discutir»
«No discutimos, lo hablamos» rectifica él al darse cuenta de su mensaje anterior.
«No hay nada de qué hablar... Me voy ya, hablamos»
En ese instante Rubén ve como la conexión de Jade pasa de estar "en línea" a "última conexión 19:47". No sabe que hacer; ahora tiene miedo de haberla presionado.
«Claro que la he presionado, si ni siquiera ha querido venir» piensa él. «Menudo imbécil soy» se repite una y otra vez. En ese instante le llama su amigo Marcos por el móvil.
― ¡Qué! ―responde de mala manera.
―Uy, parece que alguien está de malas ―dice su amigo en tono burlón.
―Ni te lo imaginas ¿qué quieres?
―Confirmar si contamos con tu amiga para Nochevieja, voy a recoger las entradas.
―No ―dice cortante.
―Pero no decías...
―Sé lo que dije ―le interrumpe a su amigo―. Pero ella ha cambiado de opinión... Dice que no estará cómoda entre nosotros.
―Es normal tío, entiéndala...
―No ―le corta él―. Tendrías que conocerla. Es lista, guapa, con buen sentido del humor e increíble; Así que no, no consigo entender su inseguridad. No sé quién leches le ha hecho tanto daño cómo para que se perciba así.
― ¿Te gusta mucho eh? ―dice Marcos.
―Mucho ― contesta Rubén derrotado, sentándose en el banco de nuevo ―. ¿Qué hago?
―No lo sé, tío. Si de verdad te gusta tanto como dices, iría a por todas.
Rubén se queda callado ante las afirmaciones de su amigo, no sabe cómo confesarle a Jade lo que siente; aunque sabe que tiene que hacerlo. No le importa que lo rechace, ya no aguanta más, necesita decírselo.
―Tío... ¿estás ahí? ―dice Marcos al no escuchar a su amigo al otro lado de la línea.
―Sí, pero me voy ya... Cuando llegue a mi casa de mando un WhatsApp...
Sin darle tiempo a responder cuelga y se va directo a la conversación de Jade para enviarle un último mensaje.
¿Volverás al parque? ¿no?
Un mensaje que no recibe respuesta.
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Todos los días que pasamos juntos
Подростковая литератураJade y Rubén no se conocen. No saben todo lo que van a significar el uno por el otro. No saben que el amor está hecho de silencios y que las historias ocurren sin necesidad de palabras.