Día 16

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Día 16
Ella llega con más frío que nunca a su banco. Noviembre comienza a hacer estragos. Se sienta esperándolo ansiosamente. Le gustaría decir que no lo está esperando, que no tiene ganas de verlo o que no se muere de ganas de volver a cruzarse con sus ojos pero bien sabe que es mentira.
Ella lo ve venir a los lejos e inconscientemente sonríe para si, cada dia le gusta más ese chico despreocupado de pelo revuelto y sonrisa de anuncio.
Él llega hasta su, ya oficial, lugar favorito en el mundo. La ve allí tranquila cuando, como ayer, levanta la cabeza y esta vez sonríe ella primero, su corazón se acelera como siempre que recibe atención de ella y no duda un segundo en intentar darle su mejor sonrisa.
Ella lo ha notado raro hoy, ha sonreído pero parece cansado. No tiene mucha energía mientras juega.
«Habrá estado estudiando» piensa ella.
Y no se equivoca, Rubén se ha pasado la tarde estudiando y el resto de la noche también la pasará estudiando. Sin embargo no quería por nada del mundo perderse su ratito de bajar al parque y sobre todo verla a ella.
Intenta concentrarse para lanzar el balón pero por mas que lo intenta no encesta, ya cansado lanza con frustración y el balón rebota fuertemente con la canasta y va directo al banco donde está ella. Por suerte no ha impactado contra ella pero sí justo al lado haciendo que se sobresalte
Él con el corazón en un puño se acerca a por el balón y a disculparse.
-Lo-Lo siento mucho- dice nervioso tartamudeando y es que ahora sí que se le va a salir el corazón del pecho, le sudan las manos, su cuerpo está tenso y en el estómago no siente mariposas sino una auténtica jungla.
Ella lo mira comprensiva y ve que está nervioso y avergonzado, por lo que ella le sonríe y niega con la cabeza intentando transmitirle que no pasa nada.
Coge el balón que ha quedado junto a ella y se lo da. En ese momento en el que ella alza el balón y lo recoge sus dedos se tocan y se les para el corazón por un instante ante el contacto, pero al instante ve como él se aleja y sigue jugando.
Él está contento por haberle dirigido una palabra aunque ella no ha contestado de la misma forma. Sin embargo, el contacto con ella ha hecho que todos los nervios que sentía se calmasen de repente, ahora se siente con más fuerzas para pasar la noche despierto. Igualmente si no tuviera que estudiar se la pasaría despierto pensando en ella.

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