Día 17
Ambos están en el parque desde hace un rato y no han dejado de mirarse, luego reírse o mirarse y apartar las miradas tímidos. Lo que más le sorprende a Jade es que hoy no está jugando al baloncesto sino que está sentado bajo un árbol, parece ser que dibujando, ella se pregunta qué trazos estará haciendo que le pone tanto empeño.
Él mientras ella divaga en sus pensamientos está haciendo el mejor dibujo de su vida: la está dibujando a ella, allí sentada en el banco a lo lejos con el gorro y la sudadera y su café
«Esta preciosa» piensa él y suspira.
Le encantaría acercarse y hablar pero le intimida mucho la situación, no quiere incomodarla pero sabe que no tardará mucho en no poder aguantarse más y preguntarle, al menos, cuál es su nombre. Le gustaría conocerla, ver sus pasiones aparte de la lectura y contarle sus inquietudes aparte del baloncesto, como dibujar, viajar o disfrutar de una buena película.
La curiosidad le come por dentro a nuestra protagonista, se muere de ganas de ver lo que dibuja. Le encanta, poco a poco, conocer pequeños detalles de él; como que tiene una hermana pequeña, que le gusta dibujar y como se bloquea cuando tiene un mal día. Le gustaría saber su nombre, su edad, que estudia, dónde le gustaría viajar. En definitiva, quiere saber más sobre él.
Lo tiene claro. Quiere conocerlo, pero le da mucha vergüenza por si la juzga.
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Todos los días que pasamos juntos
Ficção AdolescenteJade y Rubén no se conocen. No saben todo lo que van a significar el uno por el otro. No saben que el amor está hecho de silencios y que las historias ocurren sin necesidad de palabras.
