Cuando Pier llegó, despertó a Ryan de mala gana y fue a cambiarla a ella.
-Yo lo hago.-dijo el joven de los cabellos negros.
-Mi mamá se enteró que estás acá. Pensá en algo porque si en dos horas no estamos allá va a venir a buscarnos.
-¿Cómo lo sabe?
-Tenes vecinos, Ryan
Pier se sorprendió cuando no lo escuchó maldecir como solía hacerlo en ocaciones así.
-Voy a bañarla.-dijo.- Vamos a conocer a la mamá del tío Pier, reinita.
-¿De verdad?
-No quiero que tu mamá venga acá.
Vistió a la beba y ató su cabello con cuidado. La dejó en su cuna y fue a bañarse.
-Ryan voy a darle leche a Lea.
-Ya lo hago yo.-dijo él.
-No, hermano. Bañate tranquilo. Yo me encargo.
Pero Pier no entendía, él no quería que le diera la leche él, no quería que la cambiara, no quería que la tomara en brazos. No quería verla con alguien mas. No quería dejar que la situación se descontrolara, que alguien se sintiera con el derecho de llevársela.
Otra cosa que Pier no llegaba a entender es que, si iba a almorzar a la casa de su madre, era por ella. Porque consideraba que su hija necesitaba conocer mas allá de esas paredes, sin apartarse de él, claro está. Ademas pensaba que sería buena idea que Lea tuviera influencias de una mujer decidida como lo era Marie Peiggel.
Salió del baño llevando un traje, como hacía cada vez que salía de la casa, y rociándose con perfume.
Pier se apartó tendiéndole el viverón y Ryan observó a Lea en la cuna con sus manitos apoyadas en el colchón mientras se mantenía boca abajo y estiraba sus manitos para alcanzar su peluche. La tomó en brazos a la vez que le sonreía y comenzó a darle la leche en silencio. Ella rodeó este con sus manos y cerró los ojos con suavidad.
Al bajar, ya listos, ella llevaba en sus manos un peluche. Ryan lo miró y reconoció el oso favorito de Maggie. Se volvió hacia Pier con brutalidad. Si las miradas mataran, el joven rubio hubiera fallecido al instante. Jamás había visto tanto odio en los ojos de Ryan. Nadie había sido testigo de tanta furia en su mirada.
Apartó el peluche de las manos de su hija y ella comenzó a llorar. Le partía el alma oírla llorar sabiendo que él había causado el llanto pero no permitiría que Lea tomara, jamás, nada de Maggie porque era alguien de quien quería apartarla.
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Arreglos
Teen Fiction-¿Qué vas a decirle cuando pregunte por su madre? -preguntó ella. -La verdad. Que estás muerta.-respondió él y apretó el gatillo. Hay secretos con un alto precio. Ella ocultaba algo, él lo sabía. Lo único que pedía a cambio de su silencio era no te...