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No quería soltarla. No quería alejarla de su pecho nunca mas. No quería ponerla en peligro ni dejar que nadie la dañara. No quería que nadie mas pudiera tenerla cerca.
-¿Vamos a casa?-preguntó y besó su cabeza cuando ella asintió en silencio.
Había una venda en su brazo cubriendo los puntos y ella guardaba silencio, aún asustada.
-Papá. -susurró cuando subieron al auto.
Él había ignorado a todos los que habían intentado acercarse a ella. La tomó en brazos y la sentó en sus rodillas. Ella se recostó en su pecho y pasó su bracito sano sobre su estómago. Él se permitió cerrar los ojos y estrecharla entre sus brazos.
-E quelo.-dijo ella y él se sintió inmenso, completo, lleno de felicidad.
Y ese pequeño"te quiero" que ella le había dicho, se había vuelto el mejor regalo de cumpleaños que le habían dado jamás.
Cuando Lea se durmió, él la sentó en su sillita y condujo camino a la casa donde hacía tan poco tiempo había prometido hacer una familia perfecta con tan solo dos integrantes.
Cuando llegaron, ella despertó pero no quiso caminar, quería estar en brazos de él y darle besos mientras reía.
-¿Cómo se llama tu papá? -preguntó él.
-Papá.
-No. Su nombre. Ryan.
-Papá. -volvió a decir ella.
-Papá Ryan.
-Papá Lian.
Él rió y ella también al ver la aprobación de su padre.
-Muy bien, Lea.
-To toy Lela.
-Si, mi amor. -dijo él y le besó la mejilla.
-Tita, tita.-dijo ella y se bajó de sus brazos caminando hasta la cocina. Regresó con un pan y se lo dio. Volvió a irse y regresó con el azúcar y una cuchara.
Él la miró extrañado cuando ella volvió a irse. Escuchó la heladera abrirse y después a ella.
-Papá, tudame.
Ryan rió y fue con ella. La alzó y la beba tomó la manteca. Entonces comprendió que ella le llevaba las cosas para que se hiciera una tostada y rió.
-¿Para mi?-preguntó él.
-Ti. Papá tene bre.
-Si. Papá tiene hambre.-dijo él besando su mejillas.- Y Lea también.
-Titas.-dijo ella feliz.
Mientras se preparaba unas tostadas, le dio a ella unas galletitas.
-Ete no.-dijo ella.
Ryan volteó y la vio apartando una galletita de chocolate. Sonrió inconcientemente. Su beba cada vez estaba mas grande y hermosa.
-¿Ese no?-preguntó él.
-No. Ete eo.-dijo ella y arrugó la nariz haciendo que Ryan se sintiera el padre mas orgulloso del mundo.
Tiró la galletita al tacho y se sentó a su lado, comiendo las tostadas como ella le había dicho.
-Están ricas.-dijo él.
Ella aplaudió feliz y le dio un beso en la mejilla, que no era como los besos de su padre pero ella creía que si. De todos modos, esos eran los únicos besos que Ryan quería que llegaran a su mejilla.
-Papá.-dijo ella y le dio una galletita.-Eta no.
Él besó su frente y se deshizo de la galletita de chocolate, orgulloso de que ella se apartara de lo que le hacía daño.

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