Los gritos despertaron a Nico, quien no tardó en correr escaleras abajo. Lea ayudaba a su padre a tomar asiento mientras evitaba mirarlo a los ojos a toda costa. El hombre acababa de ser partícipe de una pelea y eso se notaba. El cabello canoso y alborotado, las mejillas enrojecidas, un tanto por la agitación, otro tanto por los golpes, los puños cerrados, la nariz sangrando, la respiración agitada, la remera pegada a su pecho traspirado.
-¿Se fue?-preguntó desde la escalera. Lea asintió, pasando un trapo para luego aplicar hielo en los nudillos dañados.-¿Estás bien?
-No.-dijo Lea, enojada.-No está bien. Está lastimado. ¿No lo ves?
-Reinita...-dijo su padre, escondiendo el arma detrás de su cuerpo.
-¡Mi nombre es Lea!-gritó y luego respiró profundo para mirar a su padre, cuyos ojos perturbados parecían estar flotando en la nebulosa de un comentario.-Perdón. No fue mi intensión. Es que... Era boxeador, papá. ¿Podemos ir a un médico para ver que tengas todas las costillas en su lugar?
-Él no puede lastimarme.-dijo con suficiencia y ella se arrodilló frente a él y tomó sus manos.
-¿Podemos ir a un médico para que me quede más tranquila? Por favor.-pidió mucho más calmada y serena, pero sin poder ocultar su preocupación.- Es solo un minuto.
-No voy a ir a un hospital.-dijo su padre, remarcando bien las palabras. Ella juntó sus labios y bajó la mirada.
-Está bien.-musitó y se limitó a besar su frente y decir que le iría a preparar un baño.
Nico la siguió en silencio y, una vez dentro del baño, la abrazó. Ella se recostó en su pecho y suspiró.
-A tu papá no le gustan los hospitales.
-Lo sé, tío. A mi tampoco.-dijo ella.-Me duelen mucho los pies.
-Tranquila.-dijo él y la alzó.-¿Sabes? Creo que nunca vas a estar grande para esto.
-Tío...-lloró ella y él lo supo. Todo eso del hospital. Lea estaba tratando de decirles algo aunque no parecía animarse.-Sólo quiero ser chiquita para siempre.
-Lea, ¿qué es lo que no estás diciéndome?
-Necesito ir al hospital, tío. Tengo que llevar a papá.-lloró sobrepasada de angustia.- Necesito saber que mi papá está bien. Por favor.
-Reinita, yo estoy bien.-ella negó y su padre le secó las lágrimas, dejando reposar la mano en su pequeño rostro.
-¿Hay alguna razón más por la que quieras ir al hospital?
-Estoy en tratamiento.-lloró ella.-Papá, me salté mis últimas sesiones. Estoy en tratamiento y necesito ir a ver a alguien.
-¿Tratamiento?-preguntó su padre alterado, tensando los dedos que antes reposaban en la mejilla arrebatada.
-El entrenador... Su dieta era muy estricta. Solo... Papá, por favor.-lloró.-Necesito mis complementos.
-Vamos.-dijo él y ella sostuvo la mano contra su mejilla con todas sus fuerzas.- Tengo que asegurarme de tener todas las costillas en su lugar.-ella asintió y su padre le besó la frente.- No puedo matarlo si tengo las costillas muy mal.
-Papá, si hay alguien que nunca mataría a nadie, serías vos.-dijo ella, cerrando sus ojos con fuerza.-Nunca harías algo así.
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Arreglos
أدب المراهقين-¿Qué vas a decirle cuando pregunte por su madre? -preguntó ella. -La verdad. Que estás muerta.-respondió él y apretó el gatillo. Hay secretos con un alto precio. Ella ocultaba algo, él lo sabía. Lo único que pedía a cambio de su silencio era no te...