Al entrar en la casa, la mujer lo miró sorprendida y luego a Lea.
-Mamá, -dijo Pier.- ella es Lea.
-Mi hija.-agregó Ryan.
Su amigo pensó que lo ocultaría, que no lo diría bajo ninguna circunstancia. Pero aún no era consciente de que ese joven amaba a su hija y no la negaría bajo ningún concepto.
-¿Tu hija?¿Cuánto tiene?¿Quién es la madre?¿Dónde está? -cuestionó la mujer sin poder salir de su asombro.
-Si, es mi hija. Tiene cinco meses, casi seis. Y la madre, bueno... Lea no tiene mamá.
Acarició la mejilla de la beba y le sacó la mano de la boca.
-¿Puedo...? -comenzó.
Él quiso decir que no, pero la mujer no le dio a tiempo. La tomó en brazos, fascinada. Lea comenzó a balbucear y luego a llorar.
-Tranquila, reinita. -dijo él tomándola en brazos.- Papá está acá. Shh.
Cuando ella se tranquilizó, se sentaron a comer. Él la sentó sobre sus piernas y le dio la mamadera mientras les servían la comida. No miraba a Pier. No lo haría. Lo mataría por imbécil algún día, pero no frente a Lea. Jamás frente a Lea.
-Creo que tengo algo de papilla.-dijo Marie.
-No come papilla todavía.
-¿Cómo que no? Tiene que empezar. Ya tiene cinco meses. Ahora te traigo papilla.
La mujer del cabello blanco se puso de pie y fue a la cocina rápidamente.
-Lo de hoy....
-No. No quiero que vuelvas a tocar las cosas de Maggie. No quiero a Lea cerca de mi hermana. -él asintió y Ryan se volvió hacia ella.- No quiero que mi Lea pase por lo que pasó Maggie.
Ella comenzó a tomarle los dedos y a llevárselos a la boca pero él los retiraba.
-Acá está. -dijo Marie.- A esta edad vas a tener que tener cuidado porque se lleva todo a la boca como habrás visto.
Ryan rió suavemente y asintió para luego comenzar a darle de comer a ella que no se quedaba quieta. Balbuceaba y trataba de agarrar la cuchara en todo momento.
Ryan olvidó por completo dónde se encontraba y comenzó a jugar con ella mientras le daba de comer. Se veía tan amoroso en ese momento. Parecía tan feliz.
Marie no decía nada, no quería arruinarlo ni sacarlo de su nube. Ryan Larm tenía una hija y se veía dispuesto a entregarlo todo por ella. Esa visión que él les otorgaba los conmovía a ambos. Los dos pares de ojos verdes conectados y las caras y sonrisas que mostraban eran únicas. Marie jamás creyó que volvería a ver a Ryan sonreír. No después de haberlo visto transformarse en un niño con corazón de piedra con tan solo quince años, tras presenciar el asesinato de su madre.
Y se sentía bien, claro que se sentía bien. Se sentía pleno, enamorado y feliz. Y todo eso ocurría porque Lea Larm se encontraba entre sus brazos con casi seis meses de vida y una sonrisa en su pequeño rostro.
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Arreglos
Teen Fiction-¿Qué vas a decirle cuando pregunte por su madre? -preguntó ella. -La verdad. Que estás muerta.-respondió él y apretó el gatillo. Hay secretos con un alto precio. Ella ocultaba algo, él lo sabía. Lo único que pedía a cambio de su silencio era no te...