Arreglos

26

Día a día Lea se quedó en el jardín sin hacer lío alguno lo que extrañó a Ryan. Cada mediodía contaba lo que había hecho en las escasas horas en que había estado lejos de su padre. Él la sentía cada vez mas lejos y eso lo alarmaba.
Al ir a buscarla esa tarde, ella subió al auto sin rechistar y la maestra lo detuvo a él.
-¿Puedo hablar con usted, señor Larm?-preguntó.
-Reinita, te pongo música, ¿si?-preguntó y ella asintió.- Ahora si, ¿pasó algo?
-Es Lea.-suspiró la mujer.- Ella... se mantiene apartada de todos sus compañeros. No se integra.
-Pero ella siempre me cuenta de los juegos y....
-Se mantiene al margen. No participa. Ella necesita integrarse y pensamos que si usted viniera ella lo intentaría.
-¿Cuándo?
-¿Mañana puede?-preguntó ella.
-Cualquier día. -dijo él y miró a su hija de reojo.- Por ella, cualquier día.
-Está bien. Mañana lo esperamos.
Ryan se despidió y subió al auto sin decir palabra alguna. Llegaron a la casa y los dos bajaron sin hablar. Él preparó el almuerzo pero ella no bajó y él la encontró sentada en su cama llorando y abrazando su osito.
Enmudeció al verla y se sentó a su lado, tomándola con ambos brazos y sentándola en sus piernas.
-¿Qué pasa?-preguntó desconcertado.- ¿Por qué lloras, reinita?-ella no respondió.- Lea, decime qué pasa, estás asustandome.
-Papá se enojó. -dijo ella y él la miró confundido.- Porque la seño le dijo algo y papá se enojó.
-No me enojé.-dijo él abrazándola con fuerza.- Yo no me enojé con vos, reinita.
-Pero no me hablabas.-lloró.
-Estaba pensando en algo. No me enojé, mi vida. Mañana voy a ir con vos. Tu seño me invitó a que vaya mañana con vos y estaba pensando en que tenía que acordarme de avisarle a Nico.
-¿No te enojaste?-preguntó inocente.
-No.-rió él con suavidad.- Nunca me enojaría con vos. Ahora... ¿Tenes hambre?-ella asintió.- Entonces vamos a comer, reinita. Y ya no llores mas, ¿si? No quiero verte llorar nunca, nunca, nunca.
Ella le rodeó el cuello con los brazos y dejó que él la llevara hasta la mesa donde comieron mientras ella le contada todo lo que había hecho en el jardín.