IV-LA CAFETERÍA.
Me levanté pensando en la verdadera historia de Allen. En su realidad. Como si fuese algo diabólico.
Tenía miles de notificaciones en Instagram. Muchas personas habían empezado a seguirme, y yo solo me enfrasqué en leer todos los nombres deseando ver ahí a alguien conocido.
Pero meh, no a quienes realmente quería que me siguieran. Solo estaba Fray. Y no conocía a nadie más.
La tarde anterior había intercambiado un par de WhatsApps con Siana, y aunque deseé seguir preguntándole sobre Allen, no pude permitirme algo así.
No debía hacerlo.
Pero me había levantado con una mentalidad diferente, y no entendía bien por qué el cambio. Quería conocer a Allen, tener un buen contacto con ella.
Y lo repito, no era por lastima. La vida de Allen parecía interesante, y quería saber cómo era realmente su personalidad.
Quería conocerla igual de bien como la conocía Siana.
Me arreglé rápidamente para irme a International Gates, ansioso y alegre. Ya era la segunda vez que me levantaba con tan buen humor por la mañana.
Esa residencia merecía mi respeto.
No desayuné, tenía dinero y podía desayunar en la cafetería del instituto.
Cuando salí del departamento, me quedé mirando hacia la puerta de Allen. Tenía que estar adentro, era demasiado temprano y dudaba que ya se hubiese ido.
Quería esperarla, pero no tenía ninguna razón o excusa para ponerle si le hablaba. Porque en realidad no había motivos ni excusas, la respuesta era simple: quería hablarle.
Entonces dejé la puerta de mi departamento abierta, y me quedé recostado del marco a esperarla. Al disimulo.
¡Sí, a esperarla!
Y finalmente la vi salir después de quince minutos de tanta espera. Pero agradecía, me quedaban quince minutos extras para poder desayunar en la cafetería si me iba en menos de cinco minutos.
Cuando Allen pisó afuera de su departamento, lo primero que vi fue su llamativo cabello revuelto en perfectos rizos. Por primera vez se lo veía suelto, le llegaba hasta los codos casi a la cadera, y tenía algunos de esos rizos cayéndole sobre el rostro de manera tierna, pero eran cortos.
Como un flequillo, algo así.
Me quedé ahí mirándola y detallándola, con un imbécil.
Iba vestida como alguien que realmente estudiaba en un colegio. Camisa blanca manga corta de botones con un chaleco verde oscuro encima, pantalón de tela ancho del mismo color, y zapatos deportivos blancos.
Antes de que cerrara su puerta, un perro salió corriendo desde el interior y la hizo caer de nalgas en el suelo, y los tres libros que llevaba entre brazos cayeron desperdigados por el suelo.
Quedé atónito. Es decir, no supe cómo reaccionar.
El perro era un lobo siberiano blanco, y muy grande, por eso entendí que la hubiese tumbado.
—¡¡Hero!! —chilló ella y el perro se le fue hacia encima de manera juguetona, esta vez tumbándola totalmente en el suelo. Y empezó a lamerle la cara.
Que show, Dios mío.
Me acerqué rápidamente y tomé al perro por el collar, con mucho cuidado.
—Ven, cachorro. Ven conmigo —lo jalé hacia mí para apartarlo de ella, y luego lo acaricié con cuidado para no espantarlo ya que era un desconocido.
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DORIAN© [Haunting I]
FantasyDorian creía que mudándose de su ciudad natal, quemaría y dejaría atrás toda la maldad y el desastre que hizo. Que actuando como un chico nervioso y normal, quemaría una etapa perversa en su vida. Que mintiendo, borraría su expediente. Que con su...