XXXV-¿SADDY?
—Yo no odiaba a nadie, nunca pude hacerlo. Pero hiciste que fuera distinto, porque te odio a ti, Dorian, ¡Todo esto es tu culpa! ¡Solamente tu culpa y de nadie más, ni siquiera de él!
—¿Y entonces, lo vas a hacer? —inquirió Ludovico, espantando mis pensamientos y trayéndome de nuevo a un mundo que era peor que el mismo infierno.
—Ludovico, calla un momento, por favor —le pedí encarecidamente, con mi mejor gesto.
No tenía cabeza para pensar, intentaba idealizar un plan pero no podía, no podía porque el pensamiento de Allen interfería en todo. Siempre. A cada segundo. Dos días, sí, dos días largos para mí, esa era la cantidad de tiempo que no sabía nada de ella, porque al parecer, no estaba quedándose en la residencia.
Acababa de contarle a Ludovico que mi papá me había dicho que era mi turno de jugar, es decir, no iba a darme pruebas de nada sobre el lavado de dinero que había hecho el señor Ludovico porque yo sabía sobre lo del señor Othelio y no le había contado nada aunque se tratara de Debby, su propia hija; intentaba cobrarse todo. También porque era mi culpa encontrarme en el revoltijo de problemas y complicaciones donde ahora estaba. Y sí, él no sabía que había entrado con una falsa identificación a Australia, pero que dejaba todo en mis manos porque yo sabía bien cómo hacer mi trabajo, que para eso él me había educado correctamente.
«Maldito».
Estaba frente a mi laptop pensando en que debía robar a alguien que no fuera el señor Othelio. Maldición, se estaba acabando de morir y Allen me había echado la culpa de todo. No podía cargar con la vergüenza de robarlo, porque Allen sabía que si no tenía nada en sus cuentas, el responsable iba a ser yo. Además, el señor Othelio ya estaba muerto, no iba a seguir trabajando y ganando dinero para hacerse cargo de Allen. Y claro, ella tenía a su papá, pero dudaba que aceptara su ayuda. En resumen, no podía dejarla sin su seguro de vida, ni siquiera para salvarme a mí, ¿O sí?
No, no podía.
«Sí, sí puedes».
No podía —apreté los ojos.
«¡Sí, si puedes!».
—Dorian, ¿Estás bien? —preguntó Birkin, quien estaba sentado a mi lado.
Sí, estaba conmigo, y era algo loco, porque de algún modo, una cosa estaba conectada con otra. Mi padre había robado al señor Othelio, y a través de él, yo conocí a Allen. También había robado al padre de Ludovico, de esa forma, él estaba involucrado en cierta parte del problema al igual que Prey por ser su hermano. Pues sin saberlo, Saddy era hija del papá de Prey, y esa desgraciada también sabía algo, algo que se reservaba y yo debía descubrir qué era.
Pues la situación fue así: En la tarde, cuando estuve en el entierro del señor Othelio, mi teléfono sonó. La cámara estaba captando un movimiento desconocido. Pues fue Saddy, revisó mi departamento de punta a punta, ¿Qué buscaba? Pues mis verdaderos papeles. Estaba asustado, pero más que todo, hirviendo en rabia, porque no llegué a tiempo para detenerla. Saddy se llevó los papeles, pero gracias también a las cámaras de Birkin, éste le quitó los papeles y logró entregármelos cuando llegué.
Vale, ya eso no me importaba sino el que Saddy pudiera abrir la boca.
—¿Los padres de Saddy tienen dinero? —inquirí, entrecerrando los ojos.
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DORIAN© [Haunting I]
FantasyDorian creía que mudándose de su ciudad natal, quemaría y dejaría atrás toda la maldad y el desastre que hizo. Que actuando como un chico nervioso y normal, quemaría una etapa perversa en su vida. Que mintiendo, borraría su expediente. Que con su...