Capítulo XI

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XI-¿CELOS?

Casel y yo volvimos con los demás después de poner todo en orden.

El condón terminé llevándomelo yo, ya que había visto muchos casos feos en la Rosa de Guadalupe y no quería que la semana que venía me fueran a decir que iba a ser papá.

Todos empezaron a sisear con gracia cuando Casel y yo volvimos a tomar nuestros lugares, restregándonos en el rostro que si lo habíamos disfrutado porque habíamos tardado más de los diez minutos.

Pero los ignoré y los miré a todos rápidamente.

Las dos chicas desconocidas se habían ido, y ahora estaba Ennat sustituyendo a una, y miraba con mala cara a Casel.

Y WoW, Fray también. Las dos parecían querer matar a Casel, sobre todo Fray, se le veía tan molesta como llena de fuego.

Pues yo solo me enfrasqué en alguien cuando miré rápidamente a todos.

Allen.

Estaba revisando su teléfono y a la vez sonreía. Al parecer, no le había afectado en lo absoluto todo lo que estaba pasando.

Y qué estúpido era mi pensamiento, ¿Por qué debería de importarle a Allen lo que yo hiciera?

Ambos éramos totalmente libres a pesar de tener diecisiete años, ¿O no?

Pero por obviedad, no podía dejar de pensar que al final —mientras eyaculaba en el interior de Casel pero también dentro del condón que ahora tenía dentro de mi bolsillo— me imaginé que era a ella a quien me cogía en vez de a Casel.

No sé dónde tenía la cabeza, y eso no me dejaba procesar bien si estaba arrepentido o no de habérmela imaginado a ella.

Mi mente era un revoltijo de confusión que yo preferí alejar para seguir jugando tranquilamente, porque estaba cerca de que fuera mi turno.

Ya ni siquiera podía pensar a quién quería preguntarle o qué reto podía poner.

Era el turno de Fray para preguntar, y luego venía yo.

—¿Verdad o reto? —le preguntó ella a Allen, por lo que Allen guardó su teléfono en su bolsillo y se enfrascó en Fray.

Estaba ansioso, no sabía qué tan ruda iba a ser Fray con ella.

Allen parecía estar feliz disfrutando de lo que había visto en su teléfono, incluso seguía pareciéndolo después de habérselo guardado.

No quería volver a verla incómoda y triste, y si eso ocurría, juraba que iba a llevármela de ahí.

Quizás estaba loco, pero no quería compartirla con esa gente que solo le hacía daño. Quería que estuviera en paz.

Quería ser el causante de su tranquilidad total.

No la conocía de nada, pero no necesitaba hacerlo para poder tenerla conmigo.

Y lo pensé bien. Quizás sí podía hacer lo que ella deseaba de un hombre: quería ser el único que pudiera hacerle daño, porque sabía que nunca haría algo como eso.

—Reto —respondió Allen, bastante seria y segura.

—¡¡WoW!! —chillaron algunos, ansiosos.

—Te reto, hermanita, a ver… —se quedó pensativa, mirando a todos los del círculo—. Te reto a que te beses con Daimon, y que hagas con él todo lo que le retaste a Saddy hacer com Prey.

—Reiteralo —le pidió Allen.

—Que lo beses, le quite la camisa, y hagas ese recorrido de besos desde sus labios hasta su vientre.

DORIAN© [Haunting I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora