Capítulo XL

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XL-PROBLEMA RESUELTO… ¿O NO?

El timbre fue el culpable de que me hubiese despertado de nuevo, y recuperé la visión rápido porque Allen no estaba acostada a mi lado.

Me levanté con rapidez y salí de la habitación, porque ya llevaba la ropa interior puesta y el pantalón también, pero aunque ojeé la habitación para buscar mi camiseta negra, no la encontré en ningún lugar, al menos, no un “objeto”. La llevaba puesta cierta personita pequeña en compañía de un pantalón de pijama ancho y par de calcetines color beige con la cara del Burro de Shrek. ¿Qué rayos era eso?

Allen abrió la puerta y asomó la cabeza, pero yo me quedé parado en el pasillo esperando a que ella me dijera quién era. No quería acercarme más porque no sabía si podía ser alguno de sus familiares o alguien importante. Aunque la verdad, me daba igual salir sin camisa y mostrarme, que nadie lo merecía, pero mi precioso cuerpo no estaba nada mal.

Era el señor Freyen, el profesor Alex, Fray, y mi padre, así que suspiré y terminé por acercarme a donde estaban.

—Buenos días —hablé de primero

—Buenos días —repitió el resto.

Alex y el señor Freyen me miraron con cierta petrificación, pero mi padre y Fray hicieron una mueca disimulada cuando Allen abrazó a su papá (pareciendo confundida) y luego los invitó a todos a pasar.

—¿Qué haces tú aquí? —inquirió el señor Freyen, señalándome—. No me digas que mi hija y tú…

—Sí —le respondí inmediatamente, sonriéndole—, ¿verdad, Allen? Dile que hoy 5 de mayo estamos cumpliendo dos meses de noviazgo.

A Allen se le sonrojó completamente el rostro, tragó con fuerza y me miró de arriba abajo, incapaz de creer que estaba en su sala, sin camisa y sin calzados, recibiendo a cierta parte de su familia.

De nuestra familia. Todos ahí éramos familiares.

—Voy a buscar café —fue lo que dijo y nos dio la espalda—. Pueden sentarse si quieren, enseguida vengo.

Entró a la cocina y empezó a hacer “algo” que no alcancé a mirar. Rodeé uno de los sofás y me senté frente a los tres llegados, mirando a mi padre con una sonrisita.

—En serio se parecen muchísimo —opinó Fray, mirando a mi padre y luego mirándome a mí.

—En nada —replicamos los dos al mismo tiempo, con disgusto.

—Sabía que eras un mentiroso —soltó el profesor Alex como si nada, mirándome con las pupilas dilatadas y con sus expresiones neutrales—, no sé qué haces aquí.

—Lo sabrás cuando sea tu problema.

—Que bueno que Allen se va, así que ya no la vas a ver más nunca.

—En realidad, decidió quedarse —refutó el señor Freyen con mucho cuidado, porque Alex parecía querer soltar golpes a todos lados y matarnos a todos. No dudé ni un segundo que en serio se preocupaba por Allen.

Allen no tardó en llegar a nosotros con un plato de porcelana lleno de tazas con café, y dejó una frente a cada uno, la última la tomó para ella y se sentó a mi lado, pero en el sofá individual, y se quedó mirándole las manos a mi padre porque llevaba un sobre que parecía estar lleno de papeles.

—¿Y entonces? —inquirió—, ¿Pasó algo malo?

Mi padre estaba acabando de darle un sorbo a su taza, hizo una mueca extraña cuando saboreó el líquido y luego dejó la taza a un lado sobre la mesita de cristal que estaba en medio de nosotros.

DORIAN© [Haunting I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora