DORIAN© [Haunting I]

Capítulo XXXVI

XXXVI-EL NUEVO PROFESOR.

El resto de la semana había transcurrido rápido, donde según yo, todo iba normal. Ese día lo había deseado: el lunes, porque quería verle la cara a Saddy.

De momento, solo ella era mi problema, porque Allen y yo estábamos bien. Es decir, ya le había contado todo, y aunque volvimos a tener una discusión (donde como siempre el único que discutía era yo) todo iba bien. Hicimos cosas como: dormir juntos la semana completa, amistosamente lavar toda mi ropa, fuimos de compras, vimos películas, cocinamos juntos, y más nada. Sí, sé lo que estabas pensando, pero no hubo nada, nada de nada, ni siquiera la había tocado fuera de lo normal o nos habíamos besado de manera desesperada.

Después de salir de la ducha, me vestí detenidamente, porque quería verme bien para Allen, aunque la verdad, siempre solía vestirme bien porque me encantaba el estilo, así como sobresaltar. Me agregué perfume y recogí mis cosas. Ya no me faltaba nada, porque incluso había recogido mi laptop.

Salí rápido del departamento para ir por Allen (porque habíamos quedado de que íbamos a irnos juntos al instituto), y me encontré a Siana frente a su puerta, tocando descontroladamente.

—Buenos días, Siana.

—Buenos días —bramó, por lo que eché un poco el rostro hacia atrás. Fue un movimiento que hice a propósito para darle a entender que incluso en las mañanas daba miedo.

—¿Te sientes bien? —le pregunté, y la miré de pie a cabeza, acercándose más a ella. Tenía algo raro, todavía no sabía qué era. Ah, sí, sí, llevaba su cabello amarrado de manera desastrosa, y eso fue raro, porque ella siempre lo llevaba suelto.

—¡No, Dorian, no estoy bien! ¡¿Tienes idea de cuánto extraño a Allen?! ¡Y ella me ignora! ¡¿Te das cuenta de lo mala que es?! ¡Y conmigo, que solo me he dedicado a amarla y a darle cariño y estar para ella y… y…! ¡Aahhh!

Volvió a tocar la puerta con brusquedad, y justo en ese momento, Allen abrió.

Joder, ¿Esa era Allen? Sí, era Allen, mi dueña, la única persona a la que me le podía inclinar si así ella lo deseaba. Iba vestida totalmente de negro, algo que no me esperé porque ella había mencionado que no le gustaba mucho usar ese color; pero ya todos sabíamos por qué era. Le sentaba bien, además, yo igual; totalmente de negro. De hecho, me había arreglado más de lo normal solo para que ella me viera, pero parece que se antojo de hacer lo mismo también. Al final, fue ella quien se ganó más la atención.

Nunca había visto a Allen usando jean, sí, usaba un jean negro bastante ajustado, zapatos negros de trenzas y una camisa negra manga negra, que no era de botones pero llevaba una pajarita cosida de color rojo, y un poco grande; me parecía más un lazo que una pajarita. Lo más llamativo era que tenía puesto unos pendientes en las orejas, brillaban muchos pero eran diminutos, y mirándolos bien, tenían la forma de un libro pequeño. Llevaba el collar de siempre, el que tenía el pez, y su anillo de la huella en el dedo. Esas cosas resaltaban bastante en ella. Y por último, tenía el cabello suelto. El montón de rizos caían por todos lados, su espalda, sus hombros y los flequillos de su rostro, donde algunos estaban por encima de sus lentes redondos.

—Buenos días, Siana —Allen repitió lo mismo que yo—. Buenos días —me miró a mí, sonriéndome siniestramente, como si estuviera avergonzada.

Siana se tiró contra ella para abrazarla, pero yo la jalé y evité que eso pasara. El cuerpo de Allen se estrelló contra el mío, así que la sostuve bien por la nuca, la abracé por la cintura y me incliné, atrapando sus labios rápidamente para besarla con muchísima intensidad. Abrí un poco los ojos, solo un poco, para mirar lo que Siana estaba haciendo. Tenía la boca abierta mientras nos miraba a Allen y a mí besándonos así, por lo que no pude evitar sonreír sobre los labios de Allen.