DORIAN© [Haunting I]

Capítulo VII

VII-SU TRISTE HISTORIA.

—Y esa es la mitocondria —finalizó la profesora Lara de ciencias biológicas—. Ahora, quiero la entrega de los proyectos.

La clase de ciencias biológicas no solo era la primera los días martes, sino también los días jueves.

Fui el tercero en levantarme del asiento con el proyecto en manos. Siana y yo ya nos habíamos encargado de imprimirlo en la biblioteca; teníamos permitido hacerlo nosotros mismos.

Pero Siana fue quien hizo todo, porque yo no sabía cómo utilizar una impresora.

Cuando la profesora nos permitió irnos, recogí mis cosas y caminé hasta el siguiente salón.

Tocaba idiomas, y cuando hablaba de idiomas me refería a Francés. Es decir, compartía esa clase con Allen, y para peor, era la única conocida en esa materia.

Quedaban veintitrés minutos antes de que empezara la clase, pero no me importó llegar temprano al salón.

Pero meh. No pude entrar, porque todavía estaban ahí los alumnos que veían francés primero que otros.

Entonces empecé a caminar por los pasillos, revisando mi teléfono.

Lo tenía en silencio, y no había notado que me habían enviado un par de WhatsApps. Era Casel.

Ey, es Casel:)

Agregame.

Pues eso hice, y le respondí con un: ya está.

No tardó en responderme, y eso me asombró totalmente. Esbocé una sonrisa cuando leí lo que decía:

¿Todos los canadienses son sexys, o solo eres tú?:3

No soy canadiense —le envié.

Y empezamos a hablar a medida que iba caminando por los pasillos.

Me hizo algunas preguntas acerca de mi nacionalidad, mi antiguo país, mi familia, incluso si tenía novia, y otras cosas más. Solo le respondí mi edad, porque no creía conveniente que tuviera que saber más cosas sobre mí.

Para ella todo era un misterio, y me gustaba que fuera así. Que alguien estuviera al tanto de toda mi vida, me quitaba lo interesante si todo el mundo se enteraba.

Era mejor cuando nadie sabía nada. Cuando no me asociaba con todo aquel, cuando no compartía mi número con cualquiera, cuando no le respondía por Instagram a cualquiera.

Me guardé el teléfono en el bolsillo cuando la conversación con Casel empezó a aburrirme y continué caminando por los pasillos.

A veces no era tan agradable estar solo. Parecía un extraño.

No hablaba con Butty desde la noche anterior —que hacíamos una videollamada mientras hacía ejercicio a la vez—, y ya lo extrañaba como un loco. No era lo mismo que su presencia no estuviera frente a mí personalmente.

—Buenos días, personal del International Gates —resonó una voz por todos los pasillos. Provenía de unos altavoces que se encontraban detrás de las cámaras, y todo el mundo se quedó mirando hacia ese lugar—. Siento la interrupción y la llamada de atención. El alumno Dorian Freemam, se solicita su presencia en la dirección. Ahora.